Mes: Abril 2022

Psiloterapia Analítica®, la psicoterapia asistida con psilocibina

Introducción

En medio de una nueva temporada científica de estudios y ensayos clínicos con sustancias psicodélicas, liderados por algunas de las más prestigiosas universidades del mundo y unos cuantos centros de investigación y tratamiento psicológico independientes, consiguiendo tan alentadores resultados, no tiene mucho sentido redundar y repetir referencias a lo que se ha denominado el “renacimiento psicodélico”. Es un hecho actual que la medicina psicodélica está obteniendo evidencias incontestables de la eficacia que el uso ciertas sustancias psicoactivas en contextos terapéuticos tienen para abordar síndromes psicológicos y psiquiátricos. Especialmente, en el margen de los trastornos del ánimo y de las toxicomanías se han hallado efectos extraordinarios en la remisión de los síntomas de dependencia y abstinencia. Sin embargo, las autorización para el empleo en psicoterapia está aún en fase de examen jurídico, político y científico.

En Chile existe la ley 20.000, que regula el uso de estupefacientes y establece prohibición del transporte, producción, cultivo, venta, etc., de las sustancias que tipifica (entre ellas, varios psicodélicos, pero no así, ciertos enteógenos). No obstante, no restringe el “consumo personal, exclusivo y próximo en el tiempo” y define que pueden existir tratamientos médicos que justifican la intervención con este tipo de drogas.

Pues bien, ése es más o menos el marco legal que lidia con la cada vez más abundante necesidad de recurrir a las moléculas que estas plantas y hongos poseen con el propósito de facilitar procesos psicoterapéuticos. Las ideas que planteo enseguida se subordinan a este contexto nacional y mundial en que existe aún una tensión compleja entre ilegalidad y apremio sanitario. O sea, bajo ningún punto de vista estoy fomentando el uso de psicodélicos; de hecho, soy plenamente consciente de los riesgos implicados en la utilización irresponsable de sustancias psicodélicas y, al contrario, respaldo casi únicamente la administración fundamentada por profesionales de la salud mental, y aun esto, tras una serie de consideraciones clínicas. Con todo, estoy convencido, después de diez años de investigación personal y profesional, que estamos ante un recurso cuyo potencial curativo es inapelable.

    La psiloterapia

Obviamente, el término “psiloterapia” es un neologismo acomodaticio que no pretende rigurosidad etimológica ni morfológica, pero sí quiere apuntar al uso terapéutico de la psilocibina (4-fosforiloxi-N,N-dimetiltriptamina). Este uso, en realidad, se verifica mejor en el marco de la psicoterapia, y en términos específicos de lo que puedo dar cuenta, de la psicoterapia psicoanalítica. Ésta es la razón por la cual en otros lugares me he referido a la “psicoterapia analítica”, es decir, un tratamiento psicológico que adhiere a los principios de la cura según el psicoanálisis de orientación lacaniana sin por ello ser propiamente psicoanálisis lacaniano. Ocurre que la teoría de la mente del psicoanalista francés Jacques Lacan (1901-1981) es, según nuestro modesto punto de vista, la más explicativa que conozcamos. Aun así, su método, tal como fue pensado en la segunda mitad del siglo XX, no necesariamente se adapta a las diversas figuras psicopatológicas que acuden al consultorio buscando ayuda y alivio. En muchos casos, creo que sería inclusive contraproducente someter a análisis freudo-lacaniano a pacientes que, por distintas razones, buscan un acompañamiento que no pasará de las doce sesiones. Personas que no tienen en sus medios psicológicos, educacionales o existenciales, la posibilidad de sostener una indagación de largo aliento. Por ello, hay una serie de maniobras puramente lacanianas que he suprimido de mi propuesta clínica, a saber, el corte de sesión “a penas haya ocasión de sancionarlo”, ya que puede ocurrir, a veces muy tempranamente en una terapia, que el paciente sea expulsado transcurridos quince minutos… La abstinencia radical, que fácilmente se imputaría como inerradicable de esta orientación, a veces, estratégicamente, puede ser regateada si el analista sabe bien lo que hace, especialmente, en la intervención diferencial de los tres registros lacanianos (real, simbólico e imaginario). En fin, por cierto, debo señalar que la administración de sustancias queda fuera de mi práctica empero, brindo apoyo y consejería técnica en su utilización protocolizada mientras el paciente concurre a sesiones de psicoterapia. Y cuando éste ya tiene prescripción psicofarmacológica de antidepresivos, ansiolíticos, antipsicóticos, estabilizadores, etc., advierto de las interacciones inconvenientes y peligrosas, por demás, ratificadas por psiquiatras de cuya asesoría me valgo.

Ahora bien, cuando las condiciones mentales, emocionales y hasta económicas lo permiten, y existe una transferencia o vínculo terapeuta-paciente adecuada, derivamos a una psiloterapia analítica que puede tener dos grandes variantes que pueden ejercitarse cada una por sí sola, o bien, combinadas: la macrodosis y la microdosis.

Macrodosis psiloterapéutica

La macrodosis de psilocibina consiste en la ingesta de una dosis capaz de producir en el individuo un EMC, es decir, un estado modificado de conciencia. En este estado alterado la subjetividad se transfigura y, más allá de los conocidos efectos perceptuales en los que no insistiré, lo más interesante es la oportunidad emergente de operar rectificaciones subjetivas. El sujeto se desprende parcialmente del imperio del lenguaje estructurante de la psique y, gracias a ello, consigue una experiencia corporal inusual que, si bien puede resultar incómoda, extraña, intimidante y hasta ominosa, aun con todo eso, verifica la enajenación en la que este sujeto vive. Una enajenación que le ha hecho depender de cuando se le ha dicho en su existencia, desde la remota infancia hasta el momento exacto en que deja afectar su cuerpo por la sustancia. En efecto, en psicoanálisis creemos que el alto mérito del lenguaje, la razón, ¡¡el logos!!, el cálculo, la ciencia, el discurso, la moral y el sentido, de los que nos vanagloriamos como especie dominante, son paradójicamente las causas del sufrimiento humano, ser humano que ha sido exiliado de la mancomunión edénica. La metamorfosis de seres confundidos con el todo a seres que hablan y dictaminan qué es qué, no cabe duda, nos ha alzado a una autoconciencia cuyo privilegio intelectual tiene el costo de la expulsión. Tiene como consecuencia la soledad, el sinsentido y la angustia. Pero dejaré en deuda proseguir ese cauce reflexivo para retomar la noción de psiloterapia.

El paciente ingiere la psilocibina en una dosis de aproximadamente 2,5 a 4,0 g, dependiendo de ciertos criterios psicofisiológicos que determinan la cantidad. Al cabo de unos 30 a 60 minutos, percibirá algunos efectos corporales como adormecimiento, sopor, “cosquillas faciales”, descenso de la temperatura corporal, ensueño (como estado de vigilia intermedia). En algunos casos, se ha reportado ligeras náuseas que no alcanzan el reflejo emético. Estos fenómenos ponen en relieve el cuerpo imaginario, o sea, una corporalidad basada en lo que otros nos han inculcado sobre la propia corporalidad. Es un cuerpo presente en el espejo, en consecuencia, un cuerpo no real sino ficticio que empieza en este momento a derivar en real. ¿A qué se refiere esa traslación de imaginario a real? Pues a experimentar un cuerpo que se desgaja del Otro, del discurso cultural que ha implantado un modo de pensarlo, de desearlo y de sostenerlo. Surge un cuerpo que no tiene nada que ver con el cuerpo sexuado —sea sexy o no— o con el cuerpo trabajador, materno o biopolítico. Emerge un cuerpo real que elude su caracterización y, siendo muy íntimo y propio, es a la vez, ignoto y foráneo, razón por la cual esta vivencia puede ocasionar angustia. Por ello nunca insistimos lo suficiente en la necesidad de una guía profesional de este tipo de experiencias, de suerte que haya disponibilidad de una escucha capaz de contener el desborde o de aplicar técnicas de estabilización.

Pues bien, atravesada esa primera etapa de corporalidad real, misma que proseguirá en la sesión psicodélica de macrodosis, cuya duración puede ser entre 6 y 8 hrs., el sujeto abre un espectro amplificado de elementos de conciencia. Se presentan ante aquél nuevas modulaciones perceptuales que trastocan el tiempo y el espacio; nuevas modulaciones cognitivas que le permiten pensar de otro modo, a veces, de un modo absolutamente otro… Y están las modulaciones afectivas o psicodinámicas que son especialmente valiosas para el tratamiento psicoanalítico ya que implican estructuras profundas del aparato psíquico. Estas modulaciones psicodinámicas afectan imagos inconscientes edípicas (la representación intrapsíquica del padre y de la madre, independientemente de la calidad de estas figuras en la vida real). En este punto, la conducción pauteada del setting psicodélico es imprescindible puesto que cada componente de la atmósfera psicológica tiene la capacidad de influir en el “viaje”. Cada intercambio verbal, fluctuaciones de luz, sonido, texturas, etc., pueden ser estímulos que se introducirán en la trama que se despliega en ese espacio mental que los psicodélicos otorgan.

El setting (contexto psíquico y físico) que propongo al paciente está dotado de seguridad, confort y seriedad en el sentido en que estas características brinden las condiciones para una experiencia curativa. Y es que este usuario ha tenido sesiones preliminares de localización subjetiva, un movimiento consistente en establecer las coordenadas discursivas del propio síntoma como expresión del inconsciente. El sujeto que ha acudido buscando ayuda tiene una relación difícil con su síntoma y, aunque se queja de él como si se tratara de un invasor, en realidad, es un secuaz del propio goce, esa especie de paradójica posición en que nos atrapamos a nosotros mismos, sufriendo de algo que dejamos existir. Con toda seguridad podemos afirmar que esto es mucho más complejo y curioso de como acabamos de redactarlo, pero ésa es la aventura terapéutica, reconocer cómo estamos de involucrados en nuestro dolor y cómo participamos en la reproducción del sufrimiento. Así, una vez que se ha conquistado esa localización subjetiva, el paciente adquiere un set, vale decir, un propósito motivado para darse esta oportunidad de inmersión intrapersonal.

Ulteriormente, en la semana inmediata tras la experiencia psicodélica, prosiguen sesiones integrativas en las que se elabora el material inconsciente que ha emergido. Se analizan los contenidos, se buscan interpretaciones y se organizan los recuerdos y descubrimientos obtenidos. Sea que la persona señale componentes místicos o biográficos, placenteros o terroríficos (“bad trip“), lo que se privilegia en la integración es la ilación discursiva o “cadenas significantes” que se propician después de haber ingerido psilocibina en macrodosis.

Microdosis psiloterapéutica

Esta modalidad de intervención terapéutica con psilocibina no busca generar un EMC. Al contrario, pretende inducir efectos subperceptuales que permitan al paciente mantener rutinas diarias más o menos típicas. La ingesta es usualmente diez veces menor que la de la macrodosis, de manera que su potencial es muy distinto. La macrodosis se define de acuerdo a protocolos que proveen diferentes investigaciones y autores dentro del campo de la medicina psicodélica. En mi práctica, sugiero ciclos o series de consumo de cápsulas con psilocibina pulverizada y dosificada entre 0,1 y 0,4g prescritas para protocolos de entre siete y treinta días, con respectivas pausas entre tandas.

La psiloterapia analítica asistida con microdosis de psilocibina actúa a un nivel sutil de la subjetividad toda vez que la psicoactividad inducida es tenue pero, al mismo tiempo, capaz de proporcionar un estado anímico que progresivamente gana estabilización emocional, mayor concentración, creatividad y, lo más importante, cierta apertura psicodinámica que brinda autobservaciones sumamente pertinentes para el proceso terapéutico. El paciente suele acudir a sus sesiones regulares presentando consideraciones relevantes sobre sí mismo y sus relaciones interpersonales. En algunas ocasiones, se reporta una producción onírica infundida de valor analítico. Algunos testimonios que podemos compartir, pues han sido autorizados por los pacientes mismos, declaran:

«Con las cápsulas empecé primero sintiéndome muy raro… Como que no reconocía mis emociones, pero como las trabajamos, empecé a darme cuenta de que antes las rechazaba o me engañaba a mí mismo con que no existían… Pero ahí estaban, esperando que las reconociera»

-J.L. (38)

«Fue muy distinto a comer algunos gramos de hongo… La micro[dosis] me dio un nuevo enfoque de la crisis por la que pasaba…. No me solucionó la situación, obvio… pero me dejó ver lo que no estaba viendo»

-D.R. (29)

«Después de tomar antidepresivos por años, nunca imaginé que un hongo me iba a hacer dormir bien y despertar mejor, aunque no creo que sea una panacea porque sin la conversa me hubiera asustado de algunos efectos un tanto invasivos»

-T.A. (61)

Epílogo

Tal como señala la paciente del último testimonio, la psilocibina no es una panacea ni mucho menos. De hecho, esta sustancia sigue siendo un facilitador del proceso terapéutico, pero no su centro ni su protagonista. El núcleo del tratamiento no es otro que la relación que psicólogo y paciente se permitan de modo que en ese espacio, llamado transferencia, sean capaces de reconocer lo que realmente está pasando más allá de lo que a cada uno le conviene creer. Esa relación transferencial se vehiculiza por la palabra, la presencia física y todos los fenómenos propios del encuentro interpersonal, pero el empleo de psilocibina en microdosis, en analogía con el uso de psicofármacos, provee de una ductilidad analítica que se verifica rápidamente en los efectos terapéuticos. Con todo, no cabe duda de que debemos seguir investigando las distintas variables que se conjugan tanto a nivel psicológico como a nivel fisiológico, pero podemos tener ciertas esperanzas científicas si invocamos la larga data que este recurso natural tiene en las tradiciones de la curandería americana precolombina, otra razón para defender con fuerza el conocimiento ancestral que, si bien hemos superado con modelos basados en la evidencia y paradigmas racionales que son capaces de dar cuenta de cada aspecto de su metodología, aun así, desde los cultos atávicos y las memoria de los pueblos originarios, ofrecemos la máxima gratitud por este legado.

Psicoanálisis aplicado a la psicoterapia de parejas

Pensar el estatus casi ontológico del psicoanálisis en Freud en referencia negativa a su aplicación terapéutica lleva, casi inevitablemente, a textos clásicos como el Da Vinci (1910), el Moisés (1914) o Tótem y Tabú (1913), en tanto que se trata de escritos de carácter antropológico y literario. En este sentido, Freud entendía el psicoanálisis aplicado como una vertiente extramuros que se justificaba en la novedad de la perspectiva psicoanalítica para la comprensión de fenómenos ajenos a la clínica. Y es así que, la teoría psicoanalítica cobró, en la segunda mitad del siglo XX, tal importancia cultural y académica que su interpretación se volcó irreversiblemente a una multiplicidad de campos de estudio, en sí mismos, aplicaciones.

Sin embargo, el “retorno a Freud” que Lacan promovió, en parte como corrección del extravío de la psicología del yo, transformó esa primera subdivisión entre una teoría psicodinámica y terapéutica y una teoría antropológica en lo que, en palabras de Jacques-Alain Miller, se denominó «psicoanálisis puro y psicoanálisis aplicado», ciertamente, nociones extraídas del Acta de Fundación de Escuela del 21 de junio de 1964, en que el propio Jacques Lacan establece las bases institucionales, remarcando allí la misma distinción en sendas secciones, a saber, «1) Sección de psicoanálisis puro, esto es, […] el psicoanálisis didáctico» y «2) Sección de psicoanálisis aplicado, lo que quiere decir de terapéutica y de clínica médica» (Lacan, 1964). En síntesis, el puro estaría destinado a formar un analista (sinthoma) y, el aplicado, se concentraría en la terapéutica (síntoma). Históricamente, la modalidad aplicada implicó un debilitamiento en la formación de analistas puesto que se llegó a concebir que los “psicoanalistas aplicados” no necesitaban ser analizados o analizantes, lo cual llevó a Miller a rectificar un extravío tal poniendo énfasis en que el psicoanálisis aplicado tiene todas sus cartas de legitimidad siempre y cuando se sostenga la pregunta por el deseo del analista, independientemente de dónde se practique el análisis.

         Así bien, dentro de la variedad de contextos en que puede lícitamente practicarse el psicoanálisis sin traicionar sus bases, al menos, desde la orientación lacaniana, están las instituciones, a más de la práctica privada. Pero asimismo, su aplicabilidad concierne una multiplicidad de sujetos “nuevos”, por ejemplo, en toxicomanías (Naparstek, 2005; Le Poulichet, 1996); en autismo (Tendlarz & Álvarez, 2013); o, trastornos alimenticios (Recalcati, 2008). Del mismo modo, es que una clínica de las parejas puede ser cubierta psicoanalíticamente, como aplicación.

         Pero un psicoanálisis de pareja presenta un problema complejo de suyo pues se trata, propiamente, de la consulta psicológica que realizan dos sujetos cuyo vínculo, sentimental y político a la vez, sufre por algún síntoma. Por otro lado, la sentencia lacaniana “no hay relación sexual”, que pone en el centro la cuestión del fantasma como división que discrimina entre un sujeto de deseo y un objeto de goce, al mismo tiempo que los relaciona (⟡), impone una dificultad que nos parece interesantísima de abordar pensando en las posibilidades terapéuticas del psicoanálisis cuando es demandado por una pareja. Si el goce es de uno, ¿qué tipo de intervención clínica puede operacionalizarse sobre el nudo interfantasmático de una relación amorosa sintomática? Vale decir, una interrogación práctica que tiene en perspectiva el aforismo de La Angustia “sólo el amor permite al goce condescender al deseo” (Lacan, 2018, p. 194) pero que se propone, para una investigación con alcance metodológico, examinar la clínica de parejas que expone el fracaso de tal condescendencia, quizá manifiesta en la estadística del INE para un 2018 en que más de 60.000 causas por divorcio fueron recibidas por los tribunales de familia sólo ese año (INE, 2020).

         Por último, es relevante señalar que esta línea de trabajo clínico que practicamos en la consulta de diario, no puede acogerse al modelo intersubjetivo en tanto que el psicoanálisis lacaniano se ha fundado en un esquema transindividual del inconsciente (Lacan, 1953) y no relacional cuyo centro sería el yo. Para esta aplicación, el “problema de pareja”, «cuando es el partenaire el que hace síntoma para el sujeto» (Miller, 2003), siempre se trata de su relación al Otro (A/). Allí se configuran modos de ruptura, de dolor y de formación de pareja que deparan en la consulta para interpelar al propio analista aplicado que ha de encontrar una manera de localizar las subjetividades en su singularidad absoluta que, no obstante, demanda una constitución intersubjetiva, ser una pareja fuente de placer.

Referencias

Freud, S., Obras Completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires.

– (1910) Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci, en: Vol. XI

– (1910) Sobre el sentido antitético de las palabras primitivas, en: Vol. XI

– (1913). Tótem y tabú, en: Vol. XIII.

– (1939) Moisés y la religión monoteísta, en: Vol. XXIII.

Naparstek, F. y col. (2005). Introducción a la clínica con toxicomanías y alcoholismo.

Buenos Aires: Grama Ediciones.

Le Poulichet, (1996) Toxicomanías y psicoanálisis. Buenos Aires; Amorrortu.

Tendlarz & Álvarez (2013) ¿Qué es el autismo? Buenos Aires: Grama.

Recalcati, M (2008) Clínica del vacío. España: Síntesis.

Instituto Nacional de Estadísticas, sitio web, sección prensa. Publicado 28.01.2020.

Lacan (1953), “Función y campo de la palabra y del lenguaje”, Escritos 1, p. 248.

Lacan (2018), La angustia. Buenos Aires: Paidós.

Miller, J.A. et col. (2003) La pareja y el amor. Buenos Aires: Paidós.

Entrevista a Nicolás Berasain: Más allá del “ufologismo”

Por Sergio Sánchez Rodríguez

Abogado y criminólogo, para la revista El Ojo Crítico

www.elojocritico.info   –    2020

 

Filósofo y psicoanalista, el investigador chileno Nicolás Berasain atiende en un céntrico departamento en Santiago. En la atiborrada biblioteca de su despacho, se dejan ver volúmenes de psicología, filosofía, historia y, llegado el caso, también de asuntos de connotaciones ufológicas. Al respecto, Berasain no siente ninguna clase de inhibición, pues está convencido de la enorme importancia del tema OVNI y de todo aquello que conocemos como “paleoastronáutica” o “astroarqueología”.

Berasain es un tipo culto, de lecturas refinadas y difíciles, que escribe en términos académicos; sin embargo, publicó en 2017 su libro Filosofía cosmopolítica de la agenda alienígena: respuesta al porqué de la intervención (Santiago: Ilapso), sobre un tema y, sobre todo, desde una teorización (la alienígena) que despierta desdén y suspicacia en el mundo de los saberes profesionales y las aulas. Y esta reticencia se da, no sin buenas razones, atendiendo a la historia de las ideas ufológicas de los últimos cuarenta años…

En tal sentido, Filosofía cosmopolítica podría parecer “más de lo mismo”, esto es, una elucubración en torno a antiguos astronautas, extraterrestres y encubrimientos gubernamentales. Pero lo cierto es que hay allí una tesis filosófica, y en tal circunstancia radica su originalidad. De no ser así, probablemente yo habría seguido de largo, dado mi desafecto por temas que podemos considerar, con más o menos exactitud, “exopolíticos”. Pero hay aquí algo más. Intrigado por todo esto, quise interrogar a Berasain sobre la tesis de su libro. Y salió esta entrevista.

 

1.-) Si tuvieses que relacionar la propuesta teórica de Filosofía cosmopolítica con la ufología precedente: ¿es tu libro una profundización de la hipótesis extraterrestre? ¿Es una nueva versión de la misma?

Sabemos tan poco o nada de la concomitancia OVNI-ET, que en verdad es pura conjetura, y por la misma razón no puedo asegurar que haya logrado profundizarla. Quizá sólo me desvié de un curso que algún día podría demostrarse más profundo que mis ideas.

No obstante, en mi experiencia investigativa, tuve siempre la impresión de que penetraba la cuestión extraterrestre más allá de las capas que algunos teóricos exploraron. Me refiero, por ejemplo, a la difícil tarea que asumió Andreas Faber-Kaiser al intentar pesquisar las intenciones de los presuntos “seres inteligentes del universo”. O, en la misma línea, algunas contribuciones de Salvador Freixedo. En mi caso, la pregunta que he elaborado insistentemente es “si tales seres existen y han existido desde siempre, nos visitan, se relacionan con nosotros haciéndonos creer que son dioses, ángeles, demonios, etc., ¿cuál es el propósito de ello? ¿Cuál es el sentido de su intervención furtiva? ¿Qué quieren de nosotros?” Así las cosas, creo que sí, que esta problematización pica hondo en el asunto.

 

2.-) Uno de los planteos más interesantes e intrigantes de tu libro es lo que llamas “Deus ex machina cosmopolítico”. Quiero saber si realmente se trata de una cuestión central de tu propuesta y, de ser así, por qué.

Efectivamente, la atribución de un plan efectista en el proyecto alienígeno es uno de los pilares de la teoría cosmopolítica. Supone que para conseguir los resultados esperados de tal proyecto son necesarias ciertas artimañas teatrales cuyo fin es, esencialmente, la sugestión. No me arrogo completamente esta idea pues, según creo, es Faber-Kaiser el primero en sistematizarla y descubrirla en una serie de eventos extraordinarios, particularmente en la Biblia, que dejan pensar en una teatralización bien orquestada, capaz de convencer no sólo a profetas sino a pueblos enteros de la realidad física de la divinidad. El punto donde creo tomar la posta de mi colega barcelonés es aquél donde sus nubes del engaño me parecen revelar un designio necesario y altruista, aunque ciertamente diferente de las esperanzas morales humanas. En mi opinión, y ésta es la tesis que se apoya en el aliens ex machina, el fin último de estas maquinaciones (fulgores en la zarza, tronos de Dios tecnológicos u OVNIs betlemitas) es transferir una pregunta existencial al ser humano. Una pregunta que los alientes de este gran proyecto de intervención tampoco habrían logrado responder. Al traspasárnosla, producto del pasmo y el discurso asociados, nosotros asumiríamos el trabajo de enfrentarla a partir del grado en que “ellos” la hubieron desarrollado.

 

3.-) ¿En qué medida tu abordaje del problema OVNI permite ir más allá de lo que llamas “psicologismo”?

El psicologismo es la doctrina o tendencia que pretende reducir estas narraciones extraordinarias (y esto incluye muchas veces a los OVNIs modernos) a explicaciones psicológicas. En el ámbito paleoastronáutico —del cual no niego sus muchos delirios—, el psicologismo ha descartado psicológicamente la veracidad de todo mito y leyenda que refiera eventos que, de acuerdo a nuestra inteligencia contemporánea, aparezcan como imposibles. En este sentido, mi abordaje teórico no necesariamente va más allá sino que, simplemente, va hacia el lado. Se trata de una interpretación alternativa que, nuevamente, no es mérito mío en ningún caso. Varios autores previos cotizaron la interpretación no psicologista. Sin saberlo, hicieron una hermenéutica del sentido suspendiendo el juicio a priori de lo que puede o no puede ocurrir en un universo que apenas conocemos.

Autorizado por la humilde operación de hipotetizar y especular, uno puede preguntarse, ¿y si no estaban locos los testigos antiguos de portentos siderales? ¿Si no se les pasó la mano con los enteógenos que consumían en sus rituales? ¿Qué tal si, incluso el Hombre prehistórico, dotado de fino pincel, retrató en las paredes con bastante exactitud lo que vio en sus cielos? Pero, de nuevo, en Filosofía Cosmopolítica lo que busco analizar es el contacto interespecial. El modo como se transfirió de una especie a otra una idea y las implicaciones de una campaña de intervención quizás milenaria.

 

4.- Muchos te asocian con la “Exopolítica”. ¿Puedes definir en qué consiste realmente esta corriente (hay mucha confusión al respecto)? ¿Sigues adhiriendo a ella?

Hay dos acepciones para ese neologismo. La primera se refiere al movimiento social iniciado en Estados Unidos en los ‘60s que pretendía que el gobierno revelara la información que pudiera tener acerca de los OVNIs. Como es obvio, el supuesto era que existía un encubrimiento político que resguardaba el orden público de una verdad insoportable: los OVNIs existían y eran alguna forma de tecnología desconocida. La segunda acepción es bastante ingenua; define los preparativos de un contacto diplomático entre el ser humano y especies inteligentes extraterrestres. Por mi parte, empleo el término para remitir cualquier acción política operada por el aliente fuera (‘exo’) de la jurisdicción terráquea o sin la aquiescencia humana suficientemente informada, lo cual es todo un problema teórico.

 

5.- En tiempos recientes, se ha reeditado el libro de Eduardo Pons Prades, El mensaje de otros mundos (Planeta, 1982), descatalogado hasta la publicación de “Reediciones Anómalas”, en 2017. Admito que yo me había olvidado prácticamente de esa historia, hasta que la reencontré en tu libro, analizada bajo una nueva lupa. ¿Por qué la consideras importante?

El Floreado Barsino, mote de Pons, fue un hombre extraordinario. Historiador, académico, antifranquista, conoció en el campo de batalla los horrores de la guerra pero, nunca cejó en soñar un mundo de justicia y equidad. En mi concepto, su bonhomía es tan evidente que tengo dificultad en rechazar de plano su fantástica historia de contacto interespecial. Sin embargo, como psicoanalista, reconozco las condiciones psíquicas dadas para que, en un honorable renuncio, Pons hubiera creado su relato para ofrecer un ideal (exo)político que esperanzara a las futuras generaciones. En este caso, más por razones filosóficas que ufológicas, exclamo “I want to believe”; prefiero imaginar a Pons dentro de la Luz del Cosmos.

 

6.- Has acuñado el término “ufologismo”. ¿Qué es y cuáles son sus características? ¿Cómo podemos diferenciarnos de él?

Como sabemos, en nuestra lengua la declinación ‘-ismo’ se refiere siempre a una tendencia, un movimiento ideológico, una doctrina que cerca ciertas ideas y creencias en oposición con otras. Al derivar ufología en ufologismo estoy denunciando que, lo que debería ser un estudio fenomenológico del OVNI, ha terminado siendo un fenómeno psicosocial capaz de albergar una multiplicidad de propuestas conceptuales acerca del OVNI, muchas de las cuales son simplistas ficciones, fantasías absurdas e incluso relevos espurios después de la gran apostasía del siglo pasado. La hipótesis psicosocial ha evidenciado esta cuestión, pero ella también se ha filtrado de vicios teóricos en la forma de un escepticismo convertido en fatuo negacionismo.

Estimo que diferenciarse del ufologismo implica tomar posición política. No existe lo apolítico. Pienso que es esencial explorar las propias creencias, las motivaciones íntimas que nos involucran en un campo de estudio tan inhóspito. ¿Por qué querría uno adentrarse en un tema tan desprestigiado? Ese nivel de consenso en que “podríamos estar ante el mayor enigma de la historia” es sospechosamente convocante. Cada uno es atraído al platillo imantado por razones personales, muchas veces o siempre, ajenas al pretendido “trasfondo”. Sincerar eso significa la oportunidad de plantear discursos genuinos y ofrecer disputas honrosas. Creo haber visto tan impías mentiras divulgarse entremezcladas con verdades tan urgentes que no puedo menos que llamar a la ética zetética. Pero éste es un conflicto de interpretaciones que sólo la academia podría resolver.

 

7.- Tu formación universitaria es “constitucionalmente” filosófica. Sorprende la densidad intelectual de tu planteo, en un tema que casi no tiene carta de presentación en el mundo académico. ¿Cómo es que llegaste a pensar que el tema ovni-ET-paleoastronáutico envolvía un acertijo serio, intelectualmente desafiante, que debiese interesar al gremio filosófico? ¿Por qué en las páginas de tu libro es tan fácil encontrarse con John Mack o Andreas Faber-Kaiser y, al mismo tiempo, con Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger?

Efectivamente, me formé en filosofía y psicología, y gracias al psicoanálisis descubrí en la teoría y en la clínica, la importancia de contender el psicologismo, esa corriente de pensamiento que reduce un sinfín de fenómenos humanos a explicaciones psicológicas. El OVNI como proyección inconsciente; el aliente como fantasía salvífica; la criptocracia como paranoia; etc. Y por cierto, los mitos y leyendas como simples construcciones imaginarias que buscaron, in illo tempore, autoexplicarse el universo. El antipsicologismo cosmopolítico desafía: ¿Y si algunas de estas narraciones describieran hechos reales por medio de alegorías y metáforas susceptibles de descifrarse a la luz del OVNI hodierno?

Nombras a Mack, cuya intuición le costó caro y que pese a los yerros técnicos, tuvo la visión de apersonarse en Ruwa, lugar del mejor caso OVNI con concomitancia alienígena del siglo XX. Mack, psiquiatra, despiquiatrizó el testimonio. Pero es incomparable con el genio de Faber-Kaiser, que como filósofo, supo especular sensatamente, tras las bambalinas míticas, un aliente estratega, misionero de un plan evangelizador. Ahora bien, la relación con el Nietzsche o con Heidegger se explica, en breve, por la sospecha y el olvido, respectivamente. Hay una genealogía que delata la función de la moral social y hay un olvido del ser que nos tiene hipnotizados ante la tecnociencia. Ambas filosofías apuntan a una espiritualidad recóndita, que postulo proveniente del espacio en la palabra del Kulturbringer, los dioses y héroes civilizadores.

 

8.- Psicoanálisis del fenómeno OVNI. ¿Cómo lo concibes?

No es así, no es del OVNI sino del aliente, ese “ser-otro” que describe el mito fundacional y el relato del humanoide óvnico. El psicoanálisis enseña a escuchar la otredad, su deseo, su verdad. Por analogía y extensión —admito que complacientes—, podemos pesquisar el sentido de la intervención de ese Otro alienígeno. ¿Cómo? Leyendo las claves de una transferencia evidente en las narraciones de encuentros, claves que se refieren siempre a lo existencial que atraviesa la vida del ser autoconsciente. Especulando desde esas fuentes, al parecer, poseer inteligencia implica angustia, justamente eso de lo que los divinos advierten a los mortales.

 

9.- La historia de la ufología: ¿tiene un sentido?

Absolutamente. Todo discurso tiene sentido. Sólo lo real escapa al sentido. El sentido es una construcción en función de otra, es un acto del pensamiento. El punto es hacerlo consistente no sólo para uno sino para el mayor número posible. Ahora bien, te he respondido desde las “ciencias del espíritu” pues, contestando desde las “ciencias naturales”, mientras haya OVNIs, debe haber ufología. La historia es dadora de sentido pero siempre está sesgada, por lo tanto, su sentido es tendencioso, político. Yo creo que sí; que advendrá el momento de un destape (disclosure) que caducará a la ufología para dar inicio a un campo cosmopolítico.

 

10.- Te propongo un ejercicio que me imagino no te es ajeno: asociación libre, para que comentes con una palabra o, si lo prefieres, con frases o fórmulas breves. Comencemos con la lista:

-Jacques Lacan

“El deseo es el deseo del Otro”

-Jacques Vallée

Aduanero psicosocial de Magonia.

-¿Sacerdotes o cosmonautas?

Una disyunción retórica de Faber-Kaiser.

-Monte Sinaí

Deus ex machina.

-Hipótesis psicosocial

Periférica al núcleo, pero indispensable.

-Salvador Freixedo

Veneración y respeto.

-Ruwa

Prueba formal de presencia alienígena.

-El amor de los místicos

Es amor de la agenda alienígena.

-Paul Misraki

Mejor compositor que paleoastronáutico.

-El amor romántico

Con Freud, uno de los dos que existen.

-Paradoja de Fermi

Psicologismo cosmológico.

Historia de la Exopolítica

Desarrollo de los Enfoques Políticos ante los OVNIs y la Hipótesis Extraterrestre

Michael Salla, Ph.D.

Traducción e introducción de Nicolás Berasain (2012)

 

Introducción

     Como en todo ensayo de traducción, y ésta no es la excepción, los riesgos son múltiples. Sin embargo, como es evidente, la voluntad que se juega en exponer un determinado texto en la lengua de su intérprete, asumiendo estos riesgos y hasta inventándose peligros gratuitos, tiene su razón de ser en la valía que se le atribuye a las ideas, a las tesis o a la información que ha servido de inspiración, es decir, el contenido y no el continente. ¿Por qué no? Pues porque el continente, o forma del idioma, es intrasladable de un lado de la frontera idiomática al otro. Por eso es que no pocas veces los traductores han sido considerados traidores a la letra originaria.
Ahora bien, el texto original de Michael Salla, “Historia de la Exopolítica”, publicado en 2005, no ofrece trampas difíciles de sortear y sólo deberemos advertir, por ejemplo, que ciertas expresiones propias de la tradición ufológica y de la incipiente corriente exopolítica, se han traducido buscando la mejor sensatez en nuestra lengua sin perder, cuando fuera posible, una cierta sonoridad. Y para aquellos lectores que deseen confrontar la propuesta interpretativa con el original inglés, en ciertos pasajes se ha optado por incluir entre paréntesis cuadrados, la palabra o frase correspondiente a la fuente. En otros momentos, también debimos suscribir notas al pie de página cuando parecía de
todo punto adecuado aclarar expresiones cuyo sentido requería un alcance histórico o teorético.       Cabe señalar en esto que tales notas no se inmiscuyen entre las del original inglés y, para diferenciarlas de éstas, se eligió el signo asterisco en su anotación, pese a que sí preferimos la modalidad de las referencias a pie de página —buscando la mayor agilidad lectural— y no al final del texto, como las diseñó Salla.
     Por otra parte, involucrados como estamos en la gestación de la exopolítica como movimiento sociopolítico y como disciplina de estudio, explicitamos nuestro interés en la edición española del texto en cuestión, puesto que ofrece una panorámica bien lograda del curso que ha debido seguir la investigación del fenómeno OVNI, particularmente, en su faceta política y social.
   En efecto, la publicación de este opúsculo del profesor Salla representa una nueva oportunidad para comprender la historia de la ufología como un quehacer variopinto y extraordinariamente complejo.
  Tanto es así, que esta complejidad ha sido, precisamente, la mejor retracción y excusa de escépticos, los cuales, claramente, más que escépticos del fenómeno OVNI en sí, lo han sido de las implicaciones cuya constatación requiere la inmersión en una maraña de rebuscados artificios, mentiras políticas, fraudes, al mismo tiempo que pretendidas evidencias empíricas, inmejorables reportes calificados y testimonios altamente confiables. Como es claro, en un escenario tan heterogéneo, es fácil desalentarse.
   No obstante, algo está pasando, algo ocurre con los OVNIs; algo son, algún propósito tienen y el salto mortal hacia atribuirles inteligencia y una desconocida agenda, es cada vez menos peligroso.
Justamente, en esto se basa la exopolítica, en los persuasivos indicios de una inteligencia aliente(1) operando tras los OVNIs, convirtiéndolos así en Aeronaves Dirigidas por Inteligencias Alienígenas (ADIAs), los VETs del presente trabajo de Salla. Pero se embestirá con prontitud: ¿qué pruebas existen para respaldar tales aseveraciones? Deberemos responder: ninguna. No obstante, en exopolítica, hemos encontrado una perspectiva argumentativa que reconfigura la cuestión OVNI y sus concomitancias y que, además, para esta traducción, funge como demarcación con respecto a algunas cuestionables ideas ofrecidas en lo que seguirá. Entre ellas, algunas técnicas de exploración en lo que Salla denomina el “Enfoque No Convencional de la Exopolítica”, ciertamente, cada vez más segregado desde el movimiento exopolítico y desde la especulación exopolítica racionalista.
   Pues bien, la perspectiva argumentativa de este paradigma exopolítico —llamado “convencional”— parte por reflexionar acerca de ciertas nociones envueltas en atávicos problemas ufológicos, a saber, evidencia y prueba empírica. Ambos conceptos demandan una breve discusión acá sólo en función del rol que cumplen en este artículo de Salla y en su ejercicio de traducción, equiparando así, las ideas de evidencia y prueba, desde el inglés, a nuestro español. Ocurre que, o bien la lengua inglesa realza mucho el valor de la subjetividad lingüística —que por demás no es posible de elidir en la acción que desarrollan los pronombres (como sí es posible en español)—, o sencillamente, los ufólogos anglosajones inclinan la balanza de la confiabilidad hacia el sujeto o testigo de un caso más de lo que en nuestra lengua resulta factible. Efectivamente, la palabra “evidence” cobra el sentido de verificación y consistencia de un hecho, aun cuando no sea ni repetible en laboratorio, ni objetivo, ni manoseable por cuantos quieran conocer la verdad… La evidencia será, entonces, una condición subjetiva, interior a la consciencia de la persona, que le otorga la impresión y convicción de estar constatando un hecho real, verídico y significativo. Por tanto, “evidence”, ya sea racional (obtenida mediante un razonamiento determinado), o empírica (obtenida en función de un material probatorio), siempre es una experiencia que actúa en la consciencia subjetiva como resultado de una operación de apertura al mundo desde la cual se la ha posibilitado. En lo que nos atañe, para mejor comprender el uso del término evidencia en esta traducción, lo que correspondería a esas operaciones es, al menos, la prueba y el indicio. La prueba será el objeto material o hecho patente que permite la exploración repetible del mismo en relación con una determinada hipótesis que por este medio queda demostrada. El indicio, en cambio, es un signo o inteligibilidad que posibilita la razonable interpretación o explicación de un fenómeno basándose, únicamente, en la analogía y la hermenéutica que éste permita. El problema de grado surge cuando admitimos que la prueba puede tanto ser racional como material. De la segunda, nos acabamos de referir. De la primera, existe un enorme cuestionamiento en ciencias sociales y filosofía toda vez que, está probado, es el ser humano y su subjetivísima consciencia la que genera todo conocimiento y el mismo que, por muy convencional que vuelva un particular punto de vista, siempre es no más que un mero ángulo, un punto crítico, un testimonio. La validación de la “verdad empírica” a partir de la democracia de las opiniones o testeos de científicos, tiene soberanía en ciencias estrictas, en donde la predictibilidad es un valor absoluto y, la mecanicidad, una verdad absoluta. En los asuntos humanos, tan misteriosos como la vida de cada lector de este texto, y en los extrahumanos, todo tiene posibilidades de comprensión.
   De estas conjeturas hermenéuticas es de donde se ha originado toda una discusión acerca de la epistemología del testimonio, una reflexión sobre la teoría del sujeto(2) que expone una suerte de revalidación alternativa de los múltiples relatos y narraciones sobre encuentros con alientes, desde antiguo –paleoastronáutica- hasta nuestros días. De esta forma, la “Historia de la Exopolítica” de Michael Salla se inscribe en un doble eje que piensa tanto el sendero político y parapolítico que denuncia la historia del fenómeno OVNI, como también, la apertura a un nuevo paradigma que consigue abrirse paso hacia la comparecencia con probables entidades inteligentes alienígenas que, de ser efectivamente los titiriteros del OVNI que obnubila una historia de pesquisas positivistas, aguarda ser pensado en toda su amplitud filosófica, cultural y política.
Deslicémonos por esta cronología reflexiva sosteniendo sendas preguntas ciudadanas que gravitan en el centro de la cuestión exopolítica, a fuerza de reticencias históricas de la ufología: ¿qué tal si los OVNIs fueran, como le ha parecido a más de un piloto militar o civil, a más también de un conjunto de testigos confiables, no otra cosa que naves espaciales cuya tecnología sobrepasa nuestro entendimiento?
   Siguiendo en… ¿vamos a esperar la huidiza prueba empírica para disponernos políticamente ante sus implicaciones, pese a que la HET sigue siendo la más extendida explicación tentativa?

 

Historia de la Exopolítica:

Desarrollo de los Enfoques Políticos a los OVNIs y la Hipótesis Extraterrestre

Por Michael Salla, Ph.D.

        “Exopolítica” es un término utilizado de manera creciente por muchos investigadores y activistas OVNI como consecuencia de un cierto número de websites, libros y conferencias que lo han planteado como una distintiva aproximación al fenómeno OVNI y a la Hipótesis Extraterrestre (HET) en la cual los OVNIs tienen origen interplanetario. Hacia el 25 de septiembre de 2005 se realizaron tres conferencias internacionales sobre exopolítica; se escribieron dos libros acerca de la exopolítica y se constituyó una organización no gubernamental dedicada a la exopolítica(3). El presente artículo está orientado a clarificar el concepto de exopolítica y a explicar su historia en términos de algunos pioneros que comenzaron a concentrarse en los aspectos políticos del fenómeno OVNI y la HET. Esto ha derivado en que se haya extendido el uso del término “exopolítica”. De esta forma, se ayudará a identificar algunas de las principales ideas en el campo de la exopolítica y a los desafíos que el uso de su noción implica ante el incremento de múltiples significados y diferentes fuentes de evidencia.

Comenzaré definiendo exopolítica, sus fundamentos y pioneros en el ámbito, en tanto que un distintivo abordaje político al fenómeno OVNI y a la HET. Una correcta definición le permite a uno identificar quién, dentro de los antiguos investigadores OVNI, comenzó primeramente rastreando los asuntos exopolíticos. Propongo utilizar la siguiente como una definición estándar de exopolítica:

“La Exopolítica es el estudio de los actores políticos clave, las instituciones y los procesos asociados al fenómeno OVNI y la hipótesis extraterrestre”.

Esto hace posible distinguir el término “exopolítica” del concepto de “exopolítica”. Así, mientras que el término “exopolítica” es relativamente nuevo, acuñado en 2000, y habiéndose extendido su uso en 2003-2004, el concepto de exopolítica ha estado implícito en expresiones tales como “la Conspiración del Platillo Volador”, “Encubrimiento OVNI”, “Watergate Cósmico”, ect., todo lo cual ha sido una constante en la literatura OVNI durante décadas.

La exopolítica es distinta de la investigación OVNI puesto que ésta está enfocada al análisis empírico de los OVNIs y evita cuestionarse acerca de la HET hasta que suficiente evidencia empírica sobre avistamientos OVNI haya acumulado para que, sin lugar a dudas, se pueda comprobar la HET. El Dr. Josef Allen Hynek definió el estudio científico de los OVNIs de la siguiente manera:

«Podemos definir OVNI, simplemente, como la reportada percepción de un objeto o luz vista en el cielo o aterrizada cuya apariencia, trayectoria y dinámica general o conducta luminiscente no sugiere una explicación lógica o convencional y la cual no sólo ha sido desconcertante para los perceptores originales sino que sigue quedando no identificada después de un atento escrutinio de la evidencia disponible por alguien técnicamente capaz de hacer una identificación de sentido común, si es que ésta es posible»(4)

La HET fue oficialmente propuesta por primera vez, como la más válida explicación para los de avistamientos de OVNIs/Platillo Volador, por un estudio clasificado iniciado por la Fuerza Aérea de Estados Unidos en 1948. Este estudio clasificado, sobre aproximadamente 300 casos, produjo una “Estimación de la Situación” en septiembre de 1948 cuya conclusión apoyó la HET. El estudio y su notable conclusión conmocionó a toda la jerarquía de la Fuerza Aérea hasta llegar al mismo escritorio del Jefe de Grupo, General Hoyt Vanderberg, quien la rechazó y aclaró que la aceptación de la HET no era una conclusión aceptable por razones relacionadas con intereses de seguridad nacional(5). El rechazo a la inicial Estimación de la Situación y la subsecuente destrucción del reporte inicial encontró su camino a través de investigadores OVNI que eran funcionarios militares tales como el Mayor Donald Keyhoe quien concluyó que aquello era evidencia de un encubrimiento perpetrado al más alto nivel del Ejército y del gobierno de EEUU. El Cap. Edward Ruppelt le contó confidencialmente a Keyhoe lo siguiente acerca de la decisión del General Vandenberg de rechazar la Estimación de la Situación: “El general dijo que esto causaría una estampida… ¿Cómo podríamos convencer al público de que los alientes no eran hostiles cuando nosotros mismos no lo sabíamos? …El general ordenó que el análisis secreto fuera quemado. No obstante, una copia fue conservada —El Mayor Dewey Fournet y yo la vimos en 1952”(6).

La posterior investigación y escritos de Keyhoe acerca de cómo la HET estaba siendo deliberadamente socavada por las agencias militares y de seguridad nacional, marcan el nacimiento de la exopolítica como una propuesta distinta al fenómeno OVNI. La propuesta de Keyhoe de un análisis exopolítico de las agencias y personajes clave detrás del encubrimiento OVNI fue la fuente original del pensamiento exopolítico. Describiré la exopolítica en términos de cuatro fases que, una independiente de la otra, continúan hasta el día de hoy.

Exopolítica — Fase 1 (1948-): La Conspiración Platillo Volador

Los fundamentos de la exopolítica se basan en un conjunto de investigadores que comenzaron a explorar seriamente la evidencia, en un alto nivel de conspiración por parte de varias agencias gubernamentales y departamentos militares, para esconder la verdad acerca de los OVNIs y la HET. Estos investigadores y sus libros surgieron a principios de la década de 1950 cuando se hizo evidente que los departamentos militares y las agencias de seguridad nacional no eran honestas en sus esfuerzos por investigar seriamente los avistamientos de OVNI y la evidencia que apoyaba la HET. Esto permitió acelerar noticias como la del rechazo de Vanderberg a la Estimación de la Situación en 1948.

Un evento crítico en este proceso fue el de enero de 1953 en que el Grupo Robertson, en el cual un grupo de científicos liderados por el Dr. H. P. Robertson y encubiertamente fundado por la CIA, recomendó que los avistamientos de OVNIs fueran desacreditados debido a que estos eventos podían ser eventualmente manipulados por “potencias extranjeras” de un modo que podría debilitar la seguridad nacional de los EEUU. El Grupo recomendó un “programa educacional” para disuadir al público general de la demanda de una investigación seria de los avistamientos OVNI:

«El propósito de la “desacreditación [debunking]*” redundaría en la reducción del interés público en los “platillos voladores” lo cual provoca hoy en día una fuerte reacción psicológica. Esta educación podría llevarse a cabo a través de mass media como la televisión, las películas y artículos de divulgación… Tal programa debería tender a reducir la actual credulidad del público y su consecuente susceptibilidad para utilizar propaganda hostil»(7).

Al Grupo Robertson le siguió en 1954 el episodio secreto del Programa Conjunto Ejército Armada Fuerza Aérea 146 (Joint Army Navy Air Force Policy, JANAP) en el que se hizo una ofensiva a militares y pilotos de líneas aéreas para revelar información acerca de avistamientos OVNI que hubieran sido reportados y estudiados en una “investigación” oficial[1]. Otro documento oficial fue el Reporte Brookings, preparado por el Instituto Brookings para un comité de la NASA. El Reporte describía los devastadores efectos sociales que tendría el contacto con sociedades foráneas a este mundo, más avanzadas tecnológicamente, y las ventajas políticas de encubrir tal información en el caso de que esto ocurriera:

«Existen documentos antropológicos que contienen muchos ejemplos de sociedades que, seguras de su lugar en el universo, se han desintegrado cuando tuvieron que asociarse con sociedades desconocidas hasta ese momento, incorporando diferentes ideas y diferentes modos de vida; aquéllas que sobrevivieron a una experiencia así, usualmente lo hicieron pagando el precio del trastoque de valores, actitudes y comportamiento»[2].

Es el encubrimiento político de la información relacionada con los OVNIs, que verifica la HET, lo que ha impulsado la noción de una conspiración del “platillo volador” u OVNI. Existen autores y libros que comentan la conspiración OVNI como generada a partir de dos complementarias pero distintas fuentes: investigadores y “experimentantes [experiencers]”. Cada cual hace una aproximación específica a la exopolítica basados en la manera en que la información es obtenida y evaluada. La primera aproximación se centra en los procesos políticos que rodean el estudio de los OVNIs y la HET, siendo además, la que posteriormente será descrita como el modo convencional de definir exopolítica. La segunda aproximación comprende los procesos políticos utilizados por las civilizaciones extraterrestres mismas los cuales serán descritos posteriormente como la manera no convencional de definir exopolítica.

El primer enfoque está basado en el estudio sistemático de la mejor evidencia disponible sobre casos OVNI con el fin de formular conclusiones acerca de la realidad del fenómeno y de la existencia de un encubrimiento OVNI. Este enfoque incluye a investigadores OVNI como Donald Keyhoe, quien escribió libros que identificaban el encubrimiento político de la evidencia que confirmaba la existencia del fenómeno OVNI como real y la evidencia que respaldaba la HET. Keyhoe fue un investigador especialmente significativo puesto que comenzó como escéptico. Como consecuencia de su campo de investigaciones, se convenció de la realidad del fenómeno OVNI y la HET. Keyhoe no usaba el término “exopolítica”, pero escogía en cambio la expresión “conspiración platillo volador” para destacar el funcionamiento de los ocultos procesos políticos y de seguridad nacional, capaces de sustraerle al público la verdad sobre la HET. Los más importantes libros de Keyhoe que exponen su implícita promoción del concepto de exopolítica son The Flying Saucer Conspiracy (1955); Flying Saucers Top Secret (1960); y Aliens From Space (1973). En estos libros, Keyhoe sintetiza meticulosamente la manera en que varios departamentos militares y agencias de seguridad nacional están implicadas en una conspiración al más alto nivel con el fin de encubrir evidencia que confirma los avistamientos OVNI y la HET.

Keyhoe utilizaba un amplio rango de fuentes para sus conclusiones. Haciendo uso de sus amistades y redes de contacto de sus días de militar, fue capaz de autentificar información sobre avistamientos OVNI que le había sido “revelada” por oficiales militares. Fue también capaz de acceder a un gran número de datos obtenidos gracias a investigadores de campo quienes habían estudiado avistamientos de civiles, militares y de la industria de la aviación. Además, Keyhoe encabezó el Comité Nacional de Investigación de Fenómenos Aéreos (National Investigating Committee for Aerial Phenomena, NICAP) en 1959 y basó, minuciosamente, sus ideas exopolíticas o de la “conspiración OVNI” en la sólida evidencia empírica que había descubierto la cual, no obstante, fue sistemáticamente desacreditada, infamada [debunked] o ignorada por los departamentos militares, las agencias de seguridad nacional y las instituciones gubernamentales.

Keyhoe se concentró en varias vías a través de las cuales la verdad sobre los reportes OVNI, especialmente aquéllos de los gigantes OVNIs (o naves madre) reportados en 1953-1954, podrían haber inducido a importantes autoridades de los EEUU a concluir que la revelación [disclosure] causaría un pánico masivo y una pérdida de la confianza en las autoridades militares de EEUU[3]. Estas creencias de Keyhoe pueden ser la verdadera razón del encubrimiento. En su último libro, Aliens From Space, Keyhoe sindica a la CIA y a la Fuerza Aérea de EEUU como las dos instituciones clave detrás del encubrimiento y como responsables de la desacreditación de investigadores y testigos OVNI, y también, del sabotaje de las iniciativas ante el Congreso para que el fenómeno OVNI se estudiara seriamente. En particular, Keyhoe describió eventos vinculados a los esfuerzos realizados por el Comité Nacional de Investigaciones de Fenómenos Aéreos (NICAP) para iniciar audiencias en el Congreso en 1961. El NICAP compiló los mejores avistamientos OVNI en un reporte confidencial para la Cámara de Representantes [Congressional representatives][4]. La audiencia planificada para realizarse ante el Congreso fue suspendida tras la impactante dimisión del Almirante Hillenkoetter, ex–Director de la CIA, ante la Junta Directiva del NICAP a principios de 1962. El reporte confidencial del NICAP fue probablemente publicado como The UFO Evidence, el cual documentaba 700 casos como respaldo de la realidad del fenómeno OVNI[5]. Keyhoe estaba convencido de que la dimisión de Hillenkoetter había sido causada por una intervención gubernamental de alto nivel para prevenir la audiencia ante el comité de la Cámara de Representantes.

Así, las ideas de Keyhoe sobre la conspiración OVNI se difundieron cada vez más entre los investigadores OVNI luego de que la publicación del Reporte Condon en 1969, fuera descartada por éstos al considerarla una tapadera diseñada para permitir que la USAF botara las investigaciones serias sobre avistamientos OVNI[6]. La conclusión del Proyecto Blue Book acerca de que los avistamientos OVNI no tenían ningún valor científico ni interés para la seguridad nacional, representó para muchos la evidencia de que existía una conspiración gubernamental. Su rol fue restar importancia a la trascendencia del fenómeno OVNI por medio de la exclusión o desacreditación de la evidencia, tal como lo proponía el Grupo Robertson en 1953.

Las ideas de un encubrimiento de seguridad nacional y una “conspiración” al más alto nivel del gobierno fueron, ulteriormente, acogidas por varios autores quienes analizaron objetivamente los avistamientos OVNI y presentaron declaraciones públicas [statements reports]. El libro de Timothy Good, Above Top Secret: The Worldwide UFO Cover Up (1987), sobresale como uno de las más influyentes y bien escritas exposiciones de cómo el fenómeno OVNI ha sido sistemáticamente encubierto en los países más poderosos [major countries] para esconder la verdad sobre la HET. Otro importante libro sobre el “encubrimiento” OVNI es el de Richard Dolan, UFO’s and the National Security State (2000). El libro de Dolan ofrece un detallado análisis de la forma en que el fenómeno OVNI había sido programáticamente encubierto al más alto nivel de las agencias militares y de seguridad nacional. Los análisis de Good y Dolan proporcionan un punto de lucidez en cuanto a las agencias y departamentos decisivos cuyo objetivo es ocultar la evidencia que corrobora la realidad de los OVNIs y la HET.

El segundo enfoque a la conspiración OVNI son las personas que declaran haber tenido experiencias de contacto directo con extraterrestres y quienes ofrecen asombrosa evidencia para la HET en función de sus extraordinarias vivencias. Estos “experimentantes [experiencers]” o “contactados” acusan que un sistemático esfuerzo gubernamental y militar existe para difamar a estos “contactados” y testigos proclives [corroborating witnesses], y para desacreditar la evidencia que confirma la HET. Con todo, hubo un gran número de supuestos “contactados” muy prominentes durante las décadas de 1950 y 1960 pero, cayeron en demérito como resultado de la fuerte desacreditación de la evidencia y la difamación de los testigos causada por los medios de comunicación, la USAF y los investigadores OVNI.

Algunos de estos tempranos contactados tales como George Adamski, Daniel Fry, Howard Menger y George Van Tassel señalaron cómo el gobierno y las agencias militares mantenían esta información fuera del alcance del público. Gran parte de la evidencia en pro de la veracidad de los reportes de contactados continúa siendo fuertemente impugnada, pese a que algunos investigadores la consideran convincente. Por ejemplo, el experimentado investigador OVNI, Bill Hamilton, examinó los casos de varios “contactados de California” aduciendo que tenían mucho valor, no obstante que investigadores tradicionales habían preferido ignorarlos[7]. Tales contactados entregaron mucha información acerca de la política, la filosofía, la economía y el derecho entre civilizaciones extraterrestres y, también, con mundos en desarrollo tales como la Tierra. Sin embargo, las experiencias de los contactados proponían que las agencias gubernamentales no estaban dispuestas a entregar al público la supuesta información obtenida directamente de civilizaciones extraterrestres.

Contactados más recientes, tales como Billy Meier, Sixto Paz Wells y Carlos Díaz, han proporcionado mucha evidencia para confirmar sus contactos extraterrestres. Muchas fotografías y avistamientos de testigos independientes han sido dispuestos para aprobar estas afirmaciones y bastantes estudiosos han concluido favorablemente con respecto a la autenticidad de las declaraciones de los contactados[8]. No obstante, continúa la controversia en relación a estos casos y a la evidencia suministrada por los contactados para respaldar la HET y la conspiración gubernamental para ocultar esta evidencia. Por otro lado, estos testimonios de contactados entregan, supuestamente, una noción de los procesos políticos efectuados en las relaciones entre los extraterrestres mismos y con la Tierra. Ahora bien, si estas experiencias son genuinas, se puede concluir que existe una conspiración para encubrir los procesos políticos extraterrestres a través de los cuales, supuestamente, se monitorea y se interactúa con la Tierra.

Exopolítica  Fase 2 (1974-):

FOIA, los Documentos Liberados y el Watergate Cósmico

La investigación exopolítica pasó a otro estadio de desarrollo con el episodio del Acto de Libertad de Información [Freedom of Information Act, FOIA], llevado a cabo por el Congreso de los EEUU en 1974 (corregido de la versión original de 1966), el cual apuntaba a la evidencia documentaria de los OVNIs y a los procesos políticos asociados para encubrirla[9]. El episodio del FOIA condujo al surgimiento de organizaciones como Ciudadanos En Contra del Secretismo OVNI [Citizens Against UFO Secrecy, CAUS], cuyo objetivo era emplear procesos legales para adquirir evidencia documentaria relevante con respecto a los avistamientos OVNI y al encubrimiento de OVNI. Formado a finales de la década de 1970 por Peter Gersten, junto a W. T. Zechel y Brad Sparks, el CAUS alcanzó su mayor prominencia pública al emprender litigios contra la Agencia de Seguridad Nacional [National Security Agency, NSA] y la Agencia de Central de Inteligencia [Central Intelligence Agency, CIA][10]. Estos litigios resultaron en un cierto número de documentos liberados que demostraban concluyentemente que los OVNIs son un asunto que suscita profundas preocupaciones de seguridad nacional para estas dos agencias. En general, CAUS y algunas personas involucradas en la investigación de FOIA, se encontraron con que las agencias gubernamentales y los departamentos militares eran muy evasivos y poco serviciales en cuanto a responder a los legítimos requerimientos de FOIA. El libro de Lawrence Fawcett y Barry Greenwood, Clear Intent (1984), discute en detalle gran parte de la actividad CAUS con respecto a FOIA, sus litigios y su éxito en exponer el proceso político que perseguía encubrir la evidencia concerniente a los OVNIs y la HET.

Otro importante libro que trata el tema del encubrimiento de la evidencia OVNI, a través de instituciones gubernamentales y militares determinantes, es el de Clifford Stone, UFOs are Real (1997). Stone examina documentos clave, obtenidos a través de los petitorios de FOIA, en los cuales se demuestra la existencia de diversos programas secretos, de incidentes vinculados con el fenómeno OVNI y las agencias y departamentos militares implicados. Demuestra, además, persuasivamente que las agencias gubernamentales mienten a los investigadores acerca de la información OVNI.

Uno de los más asombrosos desarrollos exopolíticos fue la liberación de ciertos archivos conocidos como los Documentos Majestic, los cuales fueron originalmente enviados a Jaime Shandera en 1984 y públicamente dados a conocer por William Moore en 1987[11]. Estos documentos se conocieron gracias a los esfuerzos de investigadores OVNI como Shandera, Moore y Tim Cooper quienes se asociaron con “insiders” con el fin de obtener información para un posible documental[12]. El Dr. Robert Wood obtuvo un considerable éxito en demostrar que estos documentos eran auténticos y/o copias de documentos históricos. Otro investigador, Stanton Friedman, estudió los “Documentos Majestic” liberados y propuso la existencia de un “Watergate Cósmico” creado para mantener el secretismo sobre la evidencia que apoyaba la HET. Friedman, gracias a una minuciosa erudición histórica, provee una convincente autentificación de varios Documentos Majestic[13] y concluye a favor de la autenticidad de los documentos describiendo la creación del Grupo Majestic 12 con el propósito de controlar la evidencia relacionada con asuntos extraterrestres; el “Documento Informativo Eisenhower” el cual describía la historia de los vehículos extraterrestres estrellados (VETs) y de las entidades biológicas extraterrestres capturadas (EBEs); y además, el “Manual de Operaciones Especiales” que explicaba los procedimientos de recuperación de VEEs y EBEs.

En su conjunto, los Documentos Majestic describen a los actores clave, las instituciones y los procesos asociados con la presencia extraterrestre cuya existencia es conocida desde, al menos, 1947. Los Documentos Majestic filtrados ofrecen sorprendente evidencia de un global encubrimiento de OVNIs y de la HET. En síntesis, la investigación a través del FOIA y los documentos gubernamentales filtrados constituyen una importante corriente de la investigación Exopolítica en cuanto al encubrimiento de la evidencia que apoya la HET.

 

Exopolítica  Fase 3 (1992):

Activismo Político y Encubrimiento OVNI

La Operación Derecho a Saber (ODAS) estuvo activa entre 1992 y 1995 organizando manifestaciones en pro del derecho del público general a saber la verdad acerca de los OVNIs y a que se lleve a cabo el público destape. Patrocinada por Ed Komarek y Mike Jamieson, la ODAS organizó la primera protesta OVNI en Washington D.C. en junio de 1992[14]. La ODAS conmocionó a la comunidad OVNI tradicional al utilizar el activismo político más que el tradicional estudio científico del fenómeno OVNI. Organizó 10 manifestaciones en los EEUU y Gran Bretaña antes de disolverse en 1995. La ODAS fue una significativa expresión del activismo político dirigido contra el encubrimiento político del fenómeno OVNI[15]. Además, asentó el fundamento para subsecuentes esfuerzos por movilizar grandes acciones de base y terminar así con el “Watergate Cósmico”. Al mismo tiempo que ODAS se activaba, otra es iniciativa más clandestina estaba en marcha para promover la develación OVNI. Esta iniciativa fue gestionada por Laurence Rockefeller in 1993 y consistía en un esfuerzo confidencial para mantener informado al PRESIDENTE Clinton acerca de asuntos OVNI de manera que así pudiera tomar la decisión de un total destape público. La iniciativa de Rockefeller implicó ponerse en contacto con el asesor en ciencia de Clinton, Dr. Jack Gibbons, a quien se le envió la más persuasiva evidencia sobre la realidad del fenómeno OVNI. Posteriormente, Rockefeller organizó un encuentro informal que reunió en mesa de diálogo a varios prominentes investigadores OVNI incluyendo al Dr. Scott Jones, Dr. John Mack, Dr. Bruce Maccabee, Dr. Leo Sprinkle, Linda Moulton Howe y Dr. Steven Greer, quienes en compartir información con el personal de la oficina del Dr. Gibbons[16]. Pero la clandestina iniciativa comenzó a colapsar luego de que el Dr. Gibbons se volviera opositor a ella y advirtiera al Presidente Clinton acerca de cooperar con la iniciativa de Rockefeller. Así, después de un informe de Laurence Rockefeller, supuestamente dirigido tanto al Presidente Clinton como a Hillary Clinton, en agosto de 1995, la iniciativa se malogró debido a la preocupación que suponía que impulsar una política pro-develación [pro-disclosure] representaría un insuperables problemas políticos para el Presidente Clinton. La mejor evidencia OVNI disponible presentada al Dr. Gibbons y al Presidente Clinton en la forma de estudio de casos fue, eventualmente, distribuida a miembros del Congreso y otros cuerpos legislativos, y finalmente publicada como The Best Available Evidence[17].

Una iniciativa independiente y complementaria, orientada hacia la develación política, comenzó con el Dr. Steven Greer. A diferencia de la iniciativa Rockefeller y del antiguo reporte preparado por el NICAP entre 1961 y 1964, que contaba con los mejores avistamientos de OVNIs para promover investigaciones legislativas, Greer se concentró, en cambio, en los testimonios de informantes [whistleblowers]. Greer había comenzado sistemáticamente a realizar entrevistas a ciertos informantes quienes aducían haber participado en proyectos clasificados vinculados con tecnologías extraterrestres y/o entidades biológicas extraterrestres (EBEs). De esta forma, además de cooperar con la iniciativa Rockefeller para informar al Dr. Gibbons y al Presidente Clinton acerca de los OVNIs, Greer iniciaba un nuevo esfuerzo para informar a oficiales superiores de Clinton tales como el director de la CIA James Woosley. Tal información provendría de la propia versión de Greer de una “garganta profunda”. Por otra parte, Greer construyó una impresionante base de datos de testimonios de informantes quienes expusieron cómo las autoridades militares y las agencias de seguridad nacional encubrían sistemáticamente la evidencia que confirmaba tanto la realidad del fenómeno OVNI como de la HET.

En cierto punto, la base de datos de Greer apuntaló el comienzo del Proyecto de Develación [Disclosure Project] con una conferencia de prensa, en mayo de 2001, en la cual se presentaron prominentes representantes de entidades militares, gubernamentales y corporativas para revelar lo que sabían acerca de OVNIs y presencia extraterrestre[18]. El Proyecto de Develación de Greer combinó tanto testigos como informantes que habían visto OVNIs y/o que habían jugado un rol en el control de esta información. Esto reeditó el trabajo de investigadores OVNI como Donald Keyhoe. El Proyecto de Greer también expuso a personas que afirmaban haber participado en proyectos clasificados relacionados con recuperación tras estrellamientos OVNI [UFO crash retrievals] e ingeniería reversa de VETs.

El Proyecto de Develación de Greer fue único en cuanto a activismo político para terminar con el secretismo OVNI y resaltó el rol de los informantes que habían participado en proyectos clasificados que comprendían ingeniería reversa de VETs y EBEs. El interés en los informantes de proyectos altamente clasificados vinculados a EBEs o VETs, condujo a Greer a ser criticado por muchos investigadores OVNI por la falta de documentación para respaldar tales extraordinarias afirmaciones hechas por estos informantes. No obstante, las credenciales, la integridad y la consistencia de muchos de estos controversiales informantes convencieron a muchos de que, en efecto, existe todo un mundo de proyectos sumamente secretos que comprometían EBEs y VETs, y que estaban en curso permanentemente, aunque ocultos del público en una suerte de Watergate Cósmico.

Otra expresión de activismo político dirigida contra el secretismo OVNI fue la de la candidatura de Stephen Bassett, en las elecciones parlamentarias de 2002. Bassett compitió por un escaño en el Congreso en Maryland e intentó promover el asunto del secretismo OVNI en la arena política convencional [political mainstream]. Así, si bien Bassett no fue el primero en presentar un explícito programa político OVNI en las elecciones parlamentarias o en una campaña electoral, en cambio, sí fue el primer candidato en hacerlo para la votación de noviembre en las elecciones para el Congreso, después de haber promovido abiertamente el asunto OVNI. Además, dentro del movedizo debate OVNI, Bassett se movió del eslogan “luces en el cielo” hacia “mentiras en el suelo”. Como muchos activistas e investigadores OVNI antes que él, Bassett estaba convencido, gracias a un enorme número de datos, de que existía un encubrimiento político y, desde ahí, estaría destinado a jugar un importante rol en la promoción de la Exopolítica como un enfoque distintivo de la información OVNI.

En conclusión, todas estas variadas formas de activismo político, para terminar con el encubrimiento OVNI, estaban implícitamente promoviendo el abordaje exopolítico a los datos existentes sobre OVNIs y HET. Y si bien el término “exopolítica” aún no estaba en uso, todos estos personajes entendían tácitamente el concepto de exopolítica como un proceso político asociado a la evidencia de encubrimiento en el tema de los OVNIs y la HET.

 

Exopolítica  Fase 4:

La Exopolítica surge como un Enfoque Distinto ante la

Evidencia OVNI

La exopolítica, como un enfoque distinto ante los datos OVNI, devino a través de tres fases anteriormente descritas; en todos los casos, se trató de un análisis y actividad políticos enfocados en los procesos de encubrimiento de la evidencia que afianzaba la realidad de los OVNIs y de la HET, pero la palabra “exopolítica” no había llegado aún al uso generalizado. No fue sino hasta los años 2003-2004 que el término “exopolítica” alcanzó un empleo masivo como resultado de proyectos literarios y políticos de tres personas: Alfred Webre, Stephen Bassett y el autor del presente trabajo.

Éstos, apoyando explícitamente la exopolítica como una distintiva aproximación disciplinaria a la HET, se demarcaron del estudio empírico de los avistamientos OVNI enfocándose en perfeccionadas técnicas investigativas y en el análisis de la mejor videncia disponible capaz de sustentar la realidad del fenómeno OVNI y la HET. Mientras que los estudios OVNI habían estado dominados por los físicos [escribir nota: physical scientists] con inclinación por el análisis cuantitativo de los datos OVNI empíricos, los investigadores exopolíticos, en cambio, tienden a tener formación en ciencias sociales y a preferir el análisis cualitativo de los datos OVNI y de la HET. En consecuencia, no sorprende que quienes apoyan la expresión “exopolítica” sean profesionales de las ciencias sociales.

Y como se mencionó antes, existen dos maneras de definir “exopolítica” en tanto que específico enfoque de los datos OVNI y HET. El primero y más convencional enfoque se concentra en los procesos políticos desde la perspectiva de “Base en Tierra [Earth-Based]” o “geo-política”. Este enfoque refleja lo que ocurrió en las tres primeras fases del desarrollo histórico de la exopolítica, tal como lo presenté antes. Acá, me referiré a las definiciones de exopolítica, en cuanto procesos geo-políticos, como el “enfoque de la exopolítica convencional”. El segundo modo de definir “exopolítica” implica el examen de los procesos políticos entre las civilizaciones extraterrestres mismas y cómo esto se relaciona con los asuntos humanos. De aquí en adelante, me referiré a esta política sin base en Tierra como el “enfoque de la exopolítica no convencional”.

El autor del presente escrito fue el primero en definir explícitamente la exopolítica en términos de procesos políticos convencionales asociados con la HET, dentro de la política global, a través de una serie de papers online publicados desde enero de 2003. Éstos culminaron con el primer libro publicado acerca de Exopolítica, Exopolitics: Political Implications of the Extraterrestrial Presence (2004). En este libro se define exopolítica como el “debate de principios [policy debate] acerca de las opciones que gobiernos y la ciudadanía [populations] necesitan hacer para formular e implementar respuestas legislativas y programáticas ante la presencia de ETs in los asuntos humanos”[19]. En este libro, argumento que la enorme data acerca de la HET debiera ser jerarquizada en grados de verosimilitud y, la que resulte más consistente, analizada en términos de implicaciones exopolíticas. Además, el libro ofrece un análisis exopolítico basado en actores, instituciones y procesos políticos clave que explícitamente se relacionan con la HET.

Este libro ofrece también una visión general de las diferentes fuentes de evidencia; las instituciones y procesos políticos creados para manejar globalmente la información sobre OVNIs y la HET; y un análisis de las políticas internacionales convencionales desde la perspectiva de la HET. Mi confianza en los informantes y en otras fuentes evidenciarias como los Documentos Majestic, condujo a una gran controversia con los investigadores OVNI convencionales quienes descartaron completamente la credibilidad de los testimonios de informantes en cuanto a proyectos secretos que implicaran VETs y EBEs. Más aun, continúa el debate acerca de la autenticidad de los Documentos Majestic y su empleo para comprender la manera en que se suprime y desacredita la data sobre OVNIs y la HET. Mis posteriores debates con muchos experimentados investigadores OVNI demuestra que hay una clara división entre ellos, quienes, como este autor, creen que este “Watergate Cósmico” implica una sistemática manipulación y supresión de la documentación y evidencia que respalda los testimonios de informantes y aquéllos que exigen documentación y evidencia dura para aceptar el testimonio de los informantes[20]. Este permanente debate involucra diferentes perspectivas disciplinarias con respecto a los OVNIs y la HET.

Pasemos ahora al segundo o “no convencional” modo de definir exopolítica. En 2000, Alfred Webre acuñó y utilizó por primera vez este término en un libro electrónico o “tratado online” de 22.000 palabras el cual podía ser gratuitamente descargado desde internet. Este libro electrónico fue intitulado “Exopolitics: Towards a Decade of Contact”[21]. Posteriormente, Webre expandió su libro electrónico y lo publicó en 2005 bajo el título de Exopolitics: Politics, Government, and Law in the Universe. En 1977, Webre había sido contratado como futurista en el Instituto de Investigación de Stanford [Stanford Research Institute, SRI]. Su proyecto de establecer protocolos de comunicación con extraterrestres, patrocinado por la Casa Blanca del Presidente Carter, fue abruptamente cancelado por el SRI debido a presiones del Pentágono.

En su libro electrónico, Webre define la Exopolítica como “el estudio de los procesos políticos y el gobierno en la sociedad interestelar”. Su definición de exopolítica estaba basada en sus hallazgos de investigación acerca de la existencia de una “sociedad universal” de razas extraterrestres altamente organizadas en una federación universal. Su política de no interferencia con respecto a la humanidad habría puesto a la Tierra bajo “cuarentena” debido a la propensión humana a utilizar armas destructivas para resolver problemas geo-políticos. El enfoque de Webre en exopolítica expuso la información liberada por tempranos “contactados” como Adamski, Menger y Van Tassel, quienes describían los sistemas político, legal y económico de las razas extraterrestres visitantes. Sin embargo, Webre no usaba estos reportes de contactados en el desarrollo de su análisis, sino unos modos de razonamiento descritos en su libro electrónico como “método intuitivo de conocimiento”.

«Un enfoque apropiado a la Sociedad Universal es el método intuitivo de conocimiento. Este enfoque intuitivo a nuestro Universo no es al que el establishment científico humano quiere que te dediques. Desde tiempos inmemoriales, nuestra cultura humana ha utilizado la intuición para sobrevivir. Nuestra “Guía de Usuario” emplea el método intuitivo, inductivo, para construir un modelo funcional de cómo es el Universo realmente».

En su recientemente publicado libro sobre Exopolítica (2005), Webre va más allá y elabora su “método intuitivo” de información psíquica obtenida a través de método tales como la “visión remota científica” y la información “canalizada” tal como aparece en el Libro de Urantia.

Webre ha sido un gran actor del activismo (exo)político para prevenir el armamentismo espacial[22]. El enfoque exopolítico de Webre continúa siendo controversial debido a la falta de evidencia sólida que respalde sus tesis principales de una floreciente sociedad interestelar, de organizados procesos políticos, y aquélla del “método intuitivo de conocimiento”. Sin embargo, sus tesis prometen ser significativas en un futuro cuando la HET sea más ampliamente aceptada y los procesos políticos de las civilizaciones extraterrestres reciban un examen acucioso. Creemos que un mayor uso de los “métodos intuitivos” para reunir información y lograr comunicación, en la perspectiva extraterrestre, serán más utilizados en el futuro.

Otro pionero en explícito apoyo al término “exopolítica” es Stephen Bassett, organizador de una serie de “Expos Exopolíticas” en el área metropolitana de Washington D.C., en abril de 2004 y 2005. Las Expos Exopolíticas de Bassett fueron las primeras conferencias OVNI que estuvieron expresamente orientadas a las implicaciones exopolíticas del encubrimiento OVNI y a la HET. En estas conferencias, Bassett enfatizó el eslogan de su anterior campaña electoral: “no se trata de luces en el cielo, sino de mentiras en el suelo”. Bassett reunió un conjunto de distinguidos expositores tanto de la investigación OVNI como de pioneros en la investigación exopolítica quienes forjaron una oportunidad única para que el público general fuera testigo del surgimiento de la exopolítica como un particular enfoque al fenómeno OVNI y la HET.

Además de Webre, Bassett y este autor, quienes dieron al concepto “exopolítica” su ímpetu inicial, hay un incipiente grupo de investigadores OVNI, organizadores y activistas que apoyan la investigación exopolítica. En este grupo se encuentra la versada investigadora OVNI, Paola Harris, quien estudió y respaldó la credibilidad de informantes clave como el Coronel Philip Corso, el Sargento Clifford Stone y Michael Wolff. Harris[23] ha apoyado abiertamente la noción de exopolítica, tal como lo ha hecho Ed Komarek, uno de los originales promotores de la Operación Derecho a Saber, en una serie de artículos en su blogsite de exopolítica[24]. También ha habido conferencias para promover manifiestamente la exopolítica. Entre éstas se halla la organizada por del Dr. Roberto Pinotti, antiguo investigador OVNI italiano, realizada en Italia, en octubre de 2005, bajo el título de Primer Simposio Anual de Exobiología y Exopolítica en la Universidad de Calabria. Así como también, el Simposio de Exopolítica de Toronto, organizado por Víctor Viggiani y Mike Bird, el 25 de septiembre de 2005, y en el cual se presentó al ex Ministro de Defensa de Canadá, Paul Hellyer[25]. Hellyer confirmó la autenticidad del testimonio del Coronel Corso sobre los OVNIs y la HET y se refirió al manejo gubernamental de esta información caracterizándolo como el “más exitoso encubrimiento en la historia del mundo”[26]. El autor de este ensayo, asistido por otros pioneros de la exopolítica, ha fundado un Instituto de Exopolítica para el estudio político y el activismo en asuntos extraterrestres[27]. Por último, cabe señalar que este artículo mismo ha sido publicado en la edición inaugural de la Revista de Exopolítica.

“Exopolítica” es un término que continuará convocando apoyo en la medida en que, el encubrimiento de la evidencia que legitima la HET, se vuelve progresivamente más difícil de sostener por cuanto la gente está cada vez más informada. Así, en tanto la exopolítica vaya evolucionando, habrá tres grandes desafíos. El primero es el debate acerca de la mejor definición de la exopolítica. Un abordaje será el que hemos propuesto como los procesos “convencionales” o “geo”-políticos que atañen a los OVNIs y la HET. El segundo, el abordaje desde la definición Webre que se remitirá a los procesos políticos asociados con las civilizaciones sin base en la Tierra.

Un segundo desafío será comprender el enfoque exopolítico “convencional” ha estado ya presente en los precursores estudios de investigadores OVNI como Donald Keyhoe.  La importancia de este desafío se relaciona con muchos investigadores OVNI contemporáneos  que intentan segregar la exopolítica a un condición de “investigación OVNI marginal” sin raíces históricas.

Por último, el tercer desafío será evaluar y jerarquizar el rango de fuentes utilizadas en la investigación exopolítica, con frecuencia basada en criterios de las ciencias sociales más que en las limitadas fuentes de la investigación OVNI según criterios de las ciencias físicas. Sinceramente espero que este esfuerzo remarque las raíces históricas del pensamiento exopolítico y que llegue a demostrar la rica historia de esta nueva ciencia de la exopolítica.

*       *       *

Del autor:

El Dr. Michael Salla es autor del libro Exopolitics: Political Implications of the Extraterrestrial Presence (Dandelion Books, 2004) y es fundador del conocido website www.exopolitics.org. Ha ocupado plazas académicas de tiempo completo en la Universidad Nacional Australiana y en la Universidad Americana de Washington D.C. Obtuvo un Doctorado en Gobierno en la Universidad de Queensland y un Maestría en Filosofía en la Universidad de Melbourne, Australia. Durante su carrera académica profesional, ha sido principalmente conocido por organizar varias iniciativas diplomáticas en el conflicto de Timor Oriental la cuales recibieron grandes subvenciones de parte del Instituto de la Paz de Estados Unidos y de la Fundación Ford. Salla reside actualmente en Hawaii y es el fundador del Instituto de Exopolítica (www.exopoliticsinstitute.org) y editor de la Revista de Exopolítica

[1] Vide: www.cufon.org/cufon/janp146c.htm

[2] Para revisar el Reporte Brookings, vaya a: www.enterprisemission.com/Brooking.html

[3] Vide Keyhoe, Donald, Flying Saucer Conspiracy (1953).

[4] Vide Keyhoe, Donald, Aliens from Space, pp. 76-86.

[5] NICAP, The UFO Evidence (1964), Ed. Richard Hall.

[6] Vide “The Condon Report: A Whitewash”, www.mimufon.org

[7] Hamilton, William, “California Contactees”, www.geocities.com/Area51/Shadowlands/6583/et031.html

[8] Vide vg., Kinder, Gary, Light Years: An investigation into the Extraterrestrial Experiences of Eduard Meier (1987).

[9] Para una guía parlamentaria al FOIA: www.fas.org/sgp/foia/citizen.html

[10] Vide website: www.caus.org

[11] Website con los documentos: www.majesticdocuments.com

[12] Vide Collins, Robert y Doty, Richard, Exempt from Disclosure (2005).

[13] Friedman, Staton, Top Secret/Majic (1996).

[14] Vide el reporte: www.presidentialufo.com/washington_demonstration.htm

[15] Para saber más:  www.destinationspace.net/ufo/editorial/ORTK.asp

[16] Para conocer una discusión sobre la Iniciativa Rockefeller: www.presidentialufo.com/part1.htm

[17] Berliner, Don, UFO Briefing Document: The Best Available (2000).

[18] Para más información: www.disclosureproject.com

[19] Salla, Michael, Exopolitics (2004), p. 2. Disponible online: www.exopolitics.org/Study-Paper1.htm

[20] Vide: www.exopolitics.org/Exo-Comment-32.htm

[21] Hay copia disponible en: http://web.archive.org/web/20010129030900/www.universebooks.com/exoone.html

[22] Vide Institute for Cooperation in Space: www.peaceinspace.com/home.html

[23] Visite: www.paolaharris.it/final_exopolitics.htm

[24] Visite: http://exopolitics.blogspot.com

[25] Visite: www.exopoliticstoronto.com

[26] Cita de Salla: www.exopolitics.org/Exo-Comment-38.htm

[27] Visite: www.exopoliticsinstitute.org

Notas

1) Con el neologismo “aliente” queremos recoger el impecable sentido de la palabra inglesa ‘alien’, que significa tanto “extranjero” como, en la actualidad, y sobre todo en ufología, “alienígena”,es decir, un ser vivo inteligente que no pertenece a la especie humana. La introducción de esta palabra se justifica en la equivocidad del tradicional concepto de “extraterrestre” el cual, de suyo, infiere que los tales seres provienen del espacio exterior, en circunstancias que, como lo propone Mac Tonnies, podrían ser simplemente “criptoterrestres”, es decir, seres no humanos que cohabitan con nosotros en este planeta. El caso es que el término aliente, además, apunta etimológicamente a pensar solamente en “un ser otro”, un ser que no es ni humano ni parte de ninguna especie conocida.

2) Cfr. Berasain, Nicolás, La teoría del sujeto en Michel Foucault, U. de Chile (2002).

3) Stephen Bassett organizó las Expos Anuales de Exopolítica de 2004 y 2005 en Washington DC; y un Simposio de Exopolítica fue organizado en la Universidad de Toronto el 25 de septiembre de 2005. Los dos libros son: Michael Salla, Exopolitics: Political Implications of the Extraterrestrial Presence (2004); Alfred Webre, Exopolitics: Government, Politics and Law in the Universe (2005). El “Instituto de Exopolítica” fue lanzado el 4 de Julio de 2005. ( www.exopoliticsinstitute.org ).

4)  Hynek, J. Allen, The UFO Experience (1972), p. 10.

5) Vide Michael Swords, “Project Sign & Estimate of the Situation”.

6)  Keyhoe, Donald, Aliens from Space (1973), p. 14.

7)  * La historia de la palabra “debunking” es contemporánea y para efectos de la comprensión de este texto, lo relevante está en su sentido político, el cual quiere decir desacreditar, infamar, incluso ridiculizar pero, desde la perspectiva exopolítica, de una manera deshonesta puesto que la imagen o asunto que se intenta desestimar tendría total legitimidad y, al mismo tiempo, una alta capacidad de revelar información considerada por ciertos grupos de poder como peligrosa de ser divulgada: lo OVNI (N. del T.).

Hipnoterapia: Ética y Técnica

            La descripción del fenómeno del sueño inducido o sueño artificial se remonta hasta el principio de los tiempos en que ya había escritura para que, de alguna manera, nos fuera narrado el interés en las curiosas manifestaciones conductuales que pueden producirse gracias a ciertos procedimientos sugestivos.

            En términos generales, la exploración en los estados modificados de la conciencia brinda la oportunidad de conocer aspectos, facetas y dimensiones usualmente desconocidas de nuestro aparato mental. Así bien, estas dimensiones pueden cobrar tal extrañeza que pareciera que habitásemos otros niveles de conciencia, al modo en que, por ejemplo, Kenneth Wilber los ha descrito. De esta forma, se fundamenta filosófica y psicológicamente la necesidad de explorar estas posibilidades psíquicas pues dan ocasión a formas de autoconocimiento que pueden tener importantes beneficios en el ámbito clínico, a saber, la inmersión en el inconsciente individual y, acaso, en el inconsciente colectivo en el sentido en que Carl Gustav Jung lo teorizó.

            Así es como la hipnoterapia establece su dominio como técnica y enfoque psicoterapéutico en que se produce un estado modificado de conciencia inducido por el terapeuta u operador en el paciente o sujeto de experimentación. En el caso de la hipnosis, este estado modificado de conciencia recibirá el nombre de trance hipnótico o estado hipnótico.

            El trance hipnótico es, entonces, aquel estado de conciencia en que el Yo del sujeto se vuelca hacia su interior inconsciente pero, desde “capas” intrapsíquicas que le permiten aún reconocer que está siendo espectador de sí mismo, distinguiéndose este estado, entonces, por ejemplo, del sueño natural —a menos que se trate del raro fenómeno de los sueños lúcidos— o las delusiones provocadas por psicodélicos. Así bien, el individuo bajo estado hipnótico sabe que junto a él se halla su terapeuta e, incluso, podría estar apercibido de que está en una sesión hipnoterapéutica pero, ciertamente, no se siente en estado vigil. El sujeto experimenta una propiocepción, o percepción del propio cuerpo, en que se descubren cambios fisiológicos como adormecimiento de extremidades, sensación de pesantez o liviandad, así como impresión de fuga extracorpórea. Ciertamente, no existen datos científicos que puedan validar la existencia de algo así como un fenómeno de “viaje astral”, pese a que muchos pacientes lo reportan y a que puede ser estimulado bajo ciertas condiciones propicias.

            En cuanto a las movilizaciones psicodinámicas que pueden gestionarse con hipnosis clínica, encontramos la capacidad que tiene toda persona de acceder a su material inconsciente pero, y he aquí una cuestión de relevancia mayor y de cautela ética, la interpretación que de este material se haga tendrá mucha relación con el set o disposición a la experiencia, y asimismo, el conjunto de creencias, ideas y conocimientos que configuren una concepción de la realidad, todo lo cual, el hipnoterapeuta deberá encuadrar previamente por medio de procedimientos clínicos estandarizados. Por lo tanto, los puntos que marcan los momentos hipnagógicos (conducción a la entrada en el sueño) e hipnopómpicos (conducción a la salida del sueño) son determinantes para la estructura psicodinámica. Y si a esto agregamos las sugestiones previas —que a veces pueden inducir el propio terapeuta desde sus propias convicciones—, más las sugestiones cuyo sentido ha sido pactado en la conformación de un foco u objetivo terapéutico, etcétera, entonces, la responsabilidad profesional se incrementa y demanda no solamente tener un dominio técnico sino, por sobre todo, un compromiso ético, o sea reflexivo, del quehacer de esta suerte de cirugía psíquica que es la hipnosis clínica. Efectivamente, el paciente, cuando está en trance, puede actuar de manera acrítica, holística, atemporal y arquetípica, actualizando contenidos arcaicos de sus fases psicogenéticas y, no pocas veces, otorgándoles significados místicos, reveladores o tergiversadores de su propio proceso de cambio. Una vez más, es el hipnoterapeuta quien debe salvaguardar la prudencia y el ánimo investigativo para que constructivamente, en la relación terapéutica, y gracias a un rapport auténticamente vinculado, puedan surgir los resultados esperados.

 

El método

            Como en todo enfoque y técnica psicoterapéutico, en la hipnoterapia existen diversas formas de desarrollar el procedimiento pero, en todas encontramos ciertos elementos o pasos transversales. Estos pasos son:

1º La aceptación, aprobación o autorización, por parte del sujeto o paciente, para que el operador o terapeuta ejecute sobre éste el procedimiento hipnótico.

2º La relajación inducida. Ejercicios de respiración, visualización o mentalización en pro de la generación de un estado de relajación psicofísico.

3º Las sugestiones hipnóticas. Expresiones verbales (fraseología) cuyo contenido apunta a la construcción de un trama narrativa (imaginería); el desplazamiento témporo-espacial en el “universo mental” del sujeto; la programación o desprogramación de hábitos conductuales; etc. Asimismo, aplicación de reforzadores e instalación de comandos hipnóticos.

4º Las sugestiones post-hipnóticas. Aquellas instrucciones instaladas para activarse en momentos posteriores a la operación hipnótica.

5º Salida del trance hipnótico.

 

  1. La autorización del paciente

Desde un punto de vista clínico y humanista, ésta es una condición sine qua non para ejercer hipnosis sobre alguien. Desde un punto de vista técnico, nos encontramos con que hay personas que pueden hacer trance con escasa, e incluso, nula participación consciente y, por tanto, podrían ser puestos en trance “sin su consentimiento”. Ahora bien, este fenómeno corresponde a los así llamados “hipersensibles” o “hipersensitivos”, y jamás alcanza un número mayor al equivalente a un 5% de la población. Aun con ellos, se requieren destrezas avanzadas si lo que se pretende es ponerlos en trance por debajo del umbral de su autorización explícita. Con todo, esto ya echa de ver cuán complejos pueden ser los escenarios en que puede practicarse la hipnosis, y eso que no cabe acá mencionar experiencias impulsadas desde una ingeniería social, con la utilización de publicidad subliminal o el empleo del carisma diseñado.

            El caso es que en la orientación hipnoterapéutica humanista siempre se requiere de la venia del paciente, además, porque así se garantiza una cooperación amplia y flexible que, por cierto, es la única útil en estado vigil, cuando antes o después de operar, la clave del cambio será la conversación, la integración y la resignificación que paciente y terapeuta construyan juntos.

 

Espectro Tipológico en Hipnosis
5% 90% 5%
Pacientes refractarios Pacientes Heterogéneos (Respuestas matizadas) Pacientes Hipersensibles

 

  1. La relajación inducida

En hipnoterapia sólo en un estado de relajación es posible operar. Ahora bien, existen diversos grados o niveles de relajación y difícilmente podríamos estandarizar qué alcance requiere quien. Es decir, un estado de relajación leve o somero puede ser absolutamente suficiente para que una persona acceda a su material inconsciente y explore su interior, recomprendiendo su vida actual o episodios tan antiguos que la amnesia infantil ha dejado inaccesibles. En cambio, otro individuo puede requerir una batería de técnicas de inducción y reforzamiento para producir su trance y, sólo entonces, sumergirse en sí mismo para buscar la “pieza faltante” en el puzle de su sufrimiento.

Para conseguir fácilmente una de las relajaciones mayormente utilizadas en hipnosis clínica propondremos la técnica de la respiración cuadrada o de cuatro tiempos:

Entonces, el operador habrá invitado al sujeto a sentarse cómodamente en un sillón confortable o en una camilla. Tendrá en consideración una leve baja en la temperatura, de modo que ofrecerá algún tipo de manto si el clima actual lo amerita. Y con una voz sostenible en el tiempo, sin perseguir modelos previstos, sino buscando el estilo propio, se iniciarán las instrucciones respiratorias. Acompañando cada momento y haciendo énfasis en la importancia de distinguir cada uno de los “cuatro tiempos”, acorde a un ritmo personal y siempre que ninguno resulte molesto o incómodo. El timbre del terapeuta buscará ser firme, resuelto, pero dulce o, al menos, que denote el ánimo de acompañar, siempre cuidando una dicción eficiente pero no estrambótica. Eso sí, habrá practicado tanto como para estar seguro de la fraseología escogida, hasta sentirse y saberse fluente en las instrucciones que realiza. Con esta respiración cuadrada o de cuatro tiempos, actuará al menos, unos 8 o 10 minutos. Sin embargo, en la medida en que las sesiones avanzan, es muy posible que el paciente cooperador consiga una perfecta relajación con unos pocos minutos en esta etapa.

 

  1. Las sugestiones

Las sugestiones hipnóticas son indicaciones verbales que se realizan una vez que el paciente ya ha conseguido “sintonizar” con el ejercicio. Pues, hay que tener en consideración que todos estos procedimientos actúan gracias a que el sujeto deja resonar las instrucciones dentro de sí dirigiendo su voluntad y conciencia en función del sentido de tales instrucciones. De donde muchos hipnólogos advertirán que la hipnosis no existe; lo que existe es la autohipnosis… De manera que estas expresiones deben ser cuidadosas, orientadas hacia la personalidad del sujeto. Y, aunque pueden estar prediseñadas, siempre se deberá tener en consideración la adaptación en curso cuando sea necesario.

            Las principales y mayormente probadas sugestiones que han de ejecutarse están dirigidas a enfocar la atención sobre el propio cuerpo, en una especie de conexión emocional o propioceptiva que progresivamente se posiciona a través del “territorio de la corporalidad”. El hipnoterapeuta propone enfocar la atención en la cabeza o en los pies, buscando distintos modos de visualización y toma de conciencia de las zonas del cuerpo para, desde allí, mover la atención hacia aquellas zonas contiguas, sin prisa, sin juicios, sino solamente con el propósito de observar internamente. No obstante, al mismo tiempo que se recorre el cuerpo, se insertan sugestiones que invocan la calma, el reposo, el descanso, la tranquilidad, el aflojamiento de músculos, órganos, tejidos, etc. Esta fase, y también la de las sugestiones hipnóticas y posthipnóticas, representa gran parte del arte y técnica de la hipnoterapia, alcanzando desde unos 10 minutos hasta 60 o más, como es en el caso de la hipnosis regresiva, técnica que requiere de maniobras de profundización más incisivas.

            Así bien, las sugestiones pueden ir aun más lejos, proporcionando al paciente escenarios espacialmente pensados para abrir paso a los contenidos arcaicos, lugar donde es posible reestructurar o recomprender el pasado mental del sujeto. Asimismo, pueden utilizarse imaginerías, es decir, relatos que suelen ser diseñados en base al psicoanálisis y a la psicología analítica por cuanto estos enfoques han sido pioneros en el descubrimiento de símbolos ontogenéticos (individuales) y arquetípicos (culturales), proporcionando a la hipnosis clínica un marco referencial de significados intrapsíquicos que se conjugan e interactúan con las construcciones subjetivas del paciente.

            Por ello, las sugestiones movilizan y constituyen un aspecto esencialmente técnico de la operación hipnótica. Según el psicólogo francés Émile Coué existen leyes que regulan las sugestiones eficaces en hipnosis y son las siguientes:

  1. Ley de la atención concentrada
  2. La ley de la atención concentrada significa que cuando el sujeto concentra su atención en una idea, dicha idea tiende a realizarse.
  3. Ley del esfuerzo revertido
  4. Significa que cuando el sujeto piensa que no puede hacer algo y luego lo intenta, cuanto más trata menos puede hacerlo.
  5. Ley del afecto dominante

Esto significa que una sugestión vinculada con una emoción predominará sobre cualquier otra sugestión que se encuentre en la mente en ese momento. El afecto dominante (emoción) juntamente con la sugestión hace que ejerza una mayor influencia sobre la mente.

De donde podrá verse, las sugestiones post-hipnóticas utilizarán la lógica de estas leyes para activarse justamente cuando el sujeto echa andar una conducta inconveniente y sobre ella se han impuesto comandos post-hipnóticos.

Por otra parte, las sugestiones hipnóticas provocan manifestaciones corporales observables que pueden ser evaluadas por el operador para reconocer las etapas o el alcance de la operación que se lleva a cabo. En tanto el sistema nervioso parasimpático ha sido afectado por medio de la colaboración del sujeto, podemos esperar ciertos signos fisiológicos importantes constatar:

  1. Relajación muscular.
  2. Con los ojos cerrados, parpadeos y movimientos oculares rápidos (REM).
  3. Cambios en el ritmo respiratorio y del pulso.
  4. Relajación de la mandíbula inferior
  5. Catalepsia o inhibición de los movimientos voluntarios. Se olvida de su cuerpo.
  6. Incremento de la secreción lagrimal y salival.
  7. Reducción de la frecuencia cardiaca.
  8. Dilatación vascular, particularmente en el área visceral.
  9. Contracción de la pupila.
  10. Estimulación de la actividad digestiva.
  11. Aumento en el tono de los músculos bronquiales.
  12. Incremento en el tono y movimientos del tracto urinario.
  13. Incremento en la cantidad de glucógeno depositado en el hígado y en los músculos.
  14. Tendencia a una reducción en el número de glóbulos blancos con aumento de eosinófilos y linfocitos.
  15. Tendencia a la alcalosis (+).
  16. Cierto aumento en las secreciones de insulina, de las glándulas paratiroideas y timo.

En cuanto a los cambios psíquicos, podemos ser testigos de los siguientes:

  1. Atención selectiva.
  2. Capacidad de centrarse intencionadamente en una fracción de la experiencia mientras que “se desconecta” del resto.
  3. Disociación.
    La psique consciente se ocupa de los procedimientos hipnóticos en tanto que la inconsciente busca activamente significados simbólicos, asociaciones pasadas y respuestas apropiadas. El hecho de que la mente consciente y la inconsciente se puedan dividir en cierta medida y utilizar como entidades independientes aunque sean dependientes, es la piedra angular de la hipnosis.
  4. Aumento de la respuesta a la sugestión.
  5. Los factores atencional y disociativo descritos antes llevan normalmente a un aumento de respuesta ante las sugestiones. El aumento de la capacidad de respuesta a la sugestión es una elección que realiza el cliente y ha de estar guiada por el hipnoterapeuta.
  6. Interpretación subjetiva
  7. Cómo responderá una persona a una palabra o frase es algo impredecible. Descubrir qué comunicaciones facilitan la experiencia hipnótica y cuales la entorpecen son dos de los aspectos más valiosos de la formación en hipnoterapia clínica con grupos pequeños (Erickson y Rossi, 1979, 1981; Matthews, Lankton y Lankton, 1993).
  8. Lógica_del_trance. Hace referencia a que el sujeto no tiene necesidad de que su experiencia sea enteramente realista o racional.
  9. Relajación. Una persona puede estar hipnotizada sin que necesariamente esté relajada, pero la relajación de cuerpo y mente es una característica que la mayoría de la gente asocia con la hipnosis. La relajación hace que los clientes se sientan bien, altera su experiencia de sí mismos de manera bien definida, y se les puede convencer, incluso de que están hipnotizados (Benson y Carol, 1974, Edmonston, 1991; Mitchell y Lundy, 1986.)

 

  1. La salida del trance

            Una vez que se ha operado el conjunto de maniobras sugestivas y post-hipnóticas, el hipnoterapeuta procede a inducir el retorno a la vigilia. Este procedimiento debe ser cuidadoso, gentil y gradual, asegurándose no solamente de que el paciente ha recobrado la plena conciencia sino, también, de que ha integrado los hallazgos. Por ello es tan indispensable que el hipnoterapeuta tenga entrenamiento en psicoterapia y maneje habilidades clínicas, independientemente de que su herramienta prioritaria sea la hipnosis clínica.

            En este sentido, la labor hipnopómpica utilizará convencionalmente el conteo de números, mismos que estarán asociados al reconocimiento de elementos reales del espacio físico en que se ha operado. Además, podrán indicarse auto-observaciones del propio cuerpo, las sensaciones, ruidos externos, música utilizada en el procedimiento, etc.

La angustia en psicoterapia psicoanalítica

La angustia es y será el síntoma o experiencia fundamental con el que lidiamos en psicoterapia. No importa si se trata de una obsesión compulsiva, una histeria moderna —que es como podemos entender la fibromialgia— o si es la manifestación de las desesperaciones de quien padece alguna adicción a drogas o alcohol; la angustia siempre es el motivo central por el cual alguien consulta o solicita ayuda psicoterapéutica. Pero no es solamente un afecto, es decir, algo que nos afecta. Tampoco es un estado emocional o vivencia existencial. Claro, hay una angustia existencial, pero de eso se encarga la psicoterapia existencial.

                Muchas veces, escuchamos de la angustia en situaciones de mucho estrés o cuando una persona necesita que algo ocurra como lo espera pero, en esa espera de sus expectativas, se angustia, sufre por no saber cómo van a salir las cosas o por qué están ocurriendo como están ocurriendo. Esta manera de presentarse la angustia nos da una clave de cómo funciona y es indispensable que los alumnos en formación psicoterapéutica dediquen tiempo a investigar su propia angustia, la que les rodea, la que siempre está. Pues, en efecto, la angustia siempre está presente y para poder lidiar con ella, debemos intentar comprender qué es y cómo funciona.

                Partamos por decir que la angustia se experimenta como un padecimiento que secuestra la conciencia del sujeto, es decir, que lo atrapa, lo absorbe, lo consume. Mientras se tiene angustia, uno puede a veces fingir que no pasa nada y evitar así que otros se percaten que uno está angustiado, sin embargo, “por dentro”, uno sabe que lo está y que ese estado es horroroso. Por cierto, si se intensifica, todos acabarán por darse cuenta. En la angustia, el sujeto siente que está descentrado de su posición habitual. Padece de angustia pero no sabe por qué. E incluso, muchas veces tiene alguna idea de por qué está angustiado, pero nunca hay una certeza absoluta pues si tuviera total comprensión de su angustia y supiera exactamente por qué siente eso, tal experiencia se llamaría miedo, preocupación, ira, celos, nostalgia, etc. Cuando el sujeto tiene la experiencia de esa total inquietud subjetiva pero no sabe a qué se debe o sus ideas son indecisas, entonces, hablamos de angustia.

                La angustia, nos dice el psicoanalista francés Jacques Lacan, es una “señal”, una especie de alerta de que algo pasa en la “otra escena”, es decir, en lo inconsciente. Si es así, en lo inconsciente se ha producido una conflictiva, una crisis intrasubjetiva (interior al sujeto) que reverbera a la superficie consciente en forma de ese aviso angustioso. Es como si hubiera un “peligro interno” que reclama la atención del Yo. Es el sujeto del inconsciente el que alerta al Yo de que algo está pasando y que eso que está pasando podría poner en riesgo la estructura de personalidad. Por lo tanto, la angustia estaría actuando, según nos enseña Lacan, como una defensa que intenta cuidar el sistema psíquico. En ese sentido, obsérvese bien, hay un deseo del sujeto del inconsciente que consiste en preservarse a sí mismo. Como cualquier organismo viviente, quiere vivir y cuando siente peligro de desintegración, demanda a través de esta angustia. Por tanto, la angustia es expresión de un deseo inconsciente anticipatorio ante el peligro detectado.

                En este punto, tenemos que establecer y señalar un hecho fundamental, a saber, que el ser humano habla. Somos seres hablantes. Y hablar es una forma de comunicación extraordinariamente compleja pues el lenguaje humano se ha desarrollado hasta un nivel en que es capaz de referir objetos muy abstractos, justamente, como lo inconsciente, la subjetividad, la divinidad o el amor. Y sin embargo, lo que hacemos es señalar con palabras o significantes, esos objetos, sean abstractos o materiales. Lo que hacemos siempre es apuntarlos con significantes, pero nunca damos con ellos directamente. Esta sola experiencia intrínseca del ser humano es invariablemente enajenante, es decir, aparta al sujeto de eso que le parece que es lo real.

                Cuando los amantes se dicen mutuamente “te amo”, lo que hacen es recurrir al universo de los significantes para encontrar allí esa frase, mil veces dicha, suponiendo que para todo el mundo significa lo mismo y que basta con decirla para expresar el propio significado. No obstante, todos sabemos que no es así, que al decirla, uno se somete al imperio del lenguaje y se deja expresar a través del él. Pero ninguna frase es capaz de manifestar, absolutamente, cada ínfimo detalle o cada específica manera de sentir de cada particular persona en cada especial ocasión. Y sin embargo, así existimos, dejando de lado gran parte de esa experiencia para ponerla en el lenguaje, en significantes que forman frases, cartas enteras, libros, anuncios, discursos, etc., que dicen “por nosotros” lo que nosotros querríamos decir. Ahora bien, ¿funciona? Claro que sí. La gente logra comunicarse. Decirse cosas y transmitirse ideas, sentimientos, ocurrencias, sueños, verdades y mentiras. La gente usa el lenguaje dejándose usar por el lenguaje. Y la dimensión subjetiva que no cabe en el lenguaje, lo específico, se sustrae, se reprime, se conserva en lo inconsciente.

                Ahora bien, considérese por un momento que lo Otro es el lenguaje, es decir, que cuando decimos lo Otro (con mayúscula), nos referimos al universo total de todos los significantes disponibles para el ser hablante. De ese Otro extraemos lo que necesitamos para decir algo o para decirnos a nosotros mismos algo (pues uno se habla a sí mismo todo el tiempo). Pues bien, ese Otro es el inconsciente y allí respira la angustia. La angustia tiene mucho que ver con eso que no queda dicho, con aquella experiencia extralingüística que lo Otro no logra facilitar. Es como si en la otra escena se estuviera diciendo algo que no halla las palabras para ser dicho y tal conflictiva genera lo que llamamos angustia. Está el deseo de decir pero no hay cómo o algo obstruye esa expresión. El deseo del sujeto inconsciente no consigue que el Otro le brinde los significantes que necesita para señalar su real.

                Entonces, la angustia es el resultado de algo que está reprimido, de algo que no ha sido descargado en la experiencia del Yo. Hay en el Otro del sujeto una acumulación de excitaciones o fuerzas inconscientes que inundan lo inconsciente y abruman el aparato psíquico. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que las primeras experiencias de angustia las sufre el bebé, cuando apenas está tomando conciencia de que hay un mundo y que en este mundo, él tiene un cuerpo. Pero no experimenta su cuerpo como algo compacto, unificado y unitivo. Las primeras impresiones de la propia corporalidad son desorganizadas; se viven como un cuerpo fragmentado que, poco a poco, el niño irá integrando y haciéndose la idea de que es un ser humano, mientras todo el mundo encarga de inscribirle significantes para que hable, para que se exprese. Asimismo, en el juego de “espejos” —metáfora del Estadio del Espejo—, el niño (macho y hembra) se conforma como lo que es gracias a lo que los demás le dicen que es. Su autoimagen proviene de otro que actúa como espejo de él o ella, por tanto, de nuevo se enajena.

                En consecuencia, hay algo que no queda dicho en la angustia. Algo que ningún significante del gran Otro puede ofrecer para que el Yo lo emplee. En infinidad de contextos, lo que no encuentra ningún significante útil es, justamente, la discontinuidad. Llegar a sufrir la discontinuidad significa que se descubre que los seres tienen un límite en su ser o, dicho de otro modo, que somos limitados, que mi existencia concreta llega hasta donde llega mi piel. Que aunque piense en él, ella o ellos, yo no soy ellos y que pensar no significa que haya continuidad entre lo otro (con minúscula) y lo que yo soy. El sujeto descubre así que hay separación; que todo está separado de todo aunque esté muy junto, pegado a otro, yuxtapuesto o al lado. Una cosa es lo que es y no lo que no es. Una cosa es mi madre y otra soy yo. He ahí una primera angustia: descubrir que mi madre no es mía y que yo no soy de ella; que somos dos seres aparte. ¿Cuál función se encarga se diferenciar una cosa de otra mostrando que todo está separado de todo? El lenguaje, esa gran otredad de donde obtenemos significantes que, cada vez que los uso, lo que hago es distinguir una cosa de otra. Ahí, justo entremedio de un significante y otro, hay una línea delgada de separación que los distingue. Esa línea es muy delgada, muy angosta, tan angosta que de ese significante (angosto) extraemos la palabra angustia, eso que nos indica la gran separación. Por ello, el Edipo, ese esquema que señala la separación del hijo respecto de su madre, que le da autonomía, es la primera fuente de angustia y esta angustia seguirá siendo recordada en muchas otras oportunidades que constituyen la neurosis que nos encontramos en psicoterapia.

El Túnel del Ego (Introducción, 2009)

Thomas Metzinger

Neurofilósofo, profesor de la filosofía teórica en la Universidad de Maguncia

Traducción de Nicolás Berasain

 

En este libro, voy a tratar de convencerte de que no hay tal cosa como un yo[1]. Contrariamente a lo que mucha gente cree, nadie ha sido o ha tenido un yo. Pero no se trata sólo de que la moderna filosofía de la mente y la neurociencia cognitiva juntas estén a punto de hacer añicos el mito del yo. Ahora ha quedado claro que nunca resolveremos el enigma filosófico de la conciencia ―es decir, la forma en que puede surgir en el cerebro, el cual es un objeto puramente físico― si no llegamos a un acuerdo con esta simple proposición: respecto de nuestro mejor conocimiento actual no hay tal cosa, ninguna entidad indivisible, que sea nosotros, ni en el cerebro ni en ningún reino metafísico más allá de este mundo. Así que cuando hablamos de la experiencia consciente como un fenómeno subjetivo, ¿cuál es la entidad que tiene estas experiencias?

Hay otras cuestiones importantes en la búsqueda de sondear nuestra naturaleza interna ―nuevas e interesantes teorías acerca de las emociones, la empatía, los sueños, la racionalidad y recientes descubrimientos sobre el libre albedrío y el control consciente de nuestras acciones, incluso acerca del mecanismo de la conciencia; todos éstas son valiosas, como ladrillos del edificio de un conocimiento más profundo de nosotros mismos. Voy a abordar muchos de ellos en este libro. Lo que actualmente carecemos, sin embargo, es el panorama general ―un marco más amplio con el que trabajar. Las nuevas ciencias de la mente han generado una avalancha de datos relevantes pero, no un modelo que pueda, al menos en principio, integrar todos estos datos. Hay una cuestión fundamental que tenemos que enfrentar directamente: ¿Por qué hay siempre alguien que tiene la experiencia? ¿Quién es el sintiente de tus sentimientos y el soñador de tus sueños? ¿Quién es el agente que hace lo que se hace y cuál es la entidad que piensa tus pensamientos? ¿Por qué es tu realidad consciente?

Este es el corazón del misterio. Si no queremos sólo los ladrillos del edificio sino un todo unificado, éstas son las preguntas esenciales. Hay una nueva historia, una provocativa y quizás impactante, que habla acerca de este misterio: Es la historia del túnel del Ego.

La persona que le cuenta esta historia es un filósofo, pero uno que ha cooperado estrechamente con los neurocientíficos, los científicos cognitivos y los investigadores en inteligencia artificial desde hace muchos años. A diferencia de muchos de mis colegas filósofos, creo que los datos empíricos a menudo guardan relación directa con las cuestiones filosóficas y que una parte considerable de la filosofía académica ha ignorado estos datos durante demasiado tiempo. Los mejores filósofos en este campo son claramente los filósofos analíticos, los de la tradición de Gottlob Frege y Ludwig Wittgenstein: En los últimos cincuenta años, las contribuciones más potentes han venido de los filósofos analíticos de la mente. Sin embargo, un segundo aspecto se ha descuidado demasiado: la fenomenología, la fina y cuidadosa descripción de la experiencia interior en cuanto tal. En particular, los estados alterados de conciencia (como la meditación, el sueño lúcido, o las experiencias fuera del cuerpo[1]) y los síndromes psiquiátricos (como la esquizofrenia o el síndrome de Cotard, en el que los pacientes realmente pueden creer que no existen) no deberían ser zonas de tabú filosófico. Muy por el contrario: si prestamos más atención a la riqueza y la profundidad de la experiencia consciente, si no tenemos miedo de tomarnos la conciencia en serio en todas sus sutiles variaciones y casos límite, entonces podremos descubrir exactamente esos insights[2] conceptuales que necesitamos para el panorama general.

En los capítulos que siguen, te conduciré a través de la actual revolución de la conciencia. Los capítulos 1 y 2 presentan las ideas básicas de la investigación de la conciencia y el paisaje interior del túnel del Ego. El capítulo 3 examina las experiencias extracorporales[3], cuerpos virtuales y miembros fantasma. El capítulo 4 se refiere a la propiedad, la agencia, y el libre albedrío; el capítulo 5 a los sueños y los sueños lúcidos; el capítulo 6 a las neuronas de empatía y de espejo; y el capítulo 7 a la conciencia artificial y la posibilidad de máquinas de Ego postbióticas. Todas estas consideraciones nos ayudarán a ir más allá en el mapeo del Túnel del Ego. Los dos últimos capítulos abordan algunas de las consecuencias de estos nuevos entendimientos científicos sobre la naturaleza de la mente-cerebro consciente: los desafíos éticos que plantean y los cambios sociales y culturales que puedan producir (y más pronto de lo que pensamos), dado el giro naturalista en la imagen de lo humano. Concluyo argumentando que, en última instancia, necesitaremos una nueva “ética de la conciencia”. Si llegamos a una teoría comprensiva de la conciencia, y si desarrollamos herramientas cada vez más sofisticadas para modificar el contenido de la experiencia subjetiva, tendremos que pensar muy bien lo que es un estado de conciencia bueno. Necesitamos urgentemente nuevas y convincentes respuestas a preguntas como las siguientes: ¿Qué estados de conciencia queremos que nuestros hijos tengan? ¿Qué estados de conciencia queremos fomentar, y qué es lo que queremos prohibir por razones éticas? ¿Qué estados de conciencia podemos imponer sobre animales o sobre máquinas? Obviamente, no puedo dar respuestas definitivas a estas preguntas; en cambio, los últimos capítulos están destinados a llamar la atención sobre la importancia de la nueva disciplina de la neuroética y, al mismo tiempo, a ampliar nuestra perspectiva.

EL AUTO-MODELO FENOMENAL[1]

Antes de presentar el Túnel del Ego, la metáfora central que guiará la discusión de aquí en adelante, será útil considerar un experimento que sugiere fuertemente la naturaleza puramente experiencial del yo. En 1998, los psiquiatras Mateo Botvinick y Jonathan Cohen de la  Universidad de Pittsburgh llevaron a cabo un experimento ahora clásico en el que individuos sanos experimentaron con un miembro artificial como parte de su propio cuerpo[2]. Los sujetos observaban una mano de goma tirada en el escritorio frente a ellos, con su propia mano correspondiente oculta a su vista por una pantalla. La mano de goma visible y la mano invisible del sujeto fueron luego sincrónicamente acariciadas con un tanteo. El experimento es fácil de replicar: Después de un cierto tiempo (sesenta a noventa segundos en mi caso), la famosa ilusión de la mano de goma emerge. De repente, sientes la mano de goma como propia, y sientes las caricias repetidas en la mano de goma. Por otra parte, se siente un “brazo virtual” en toda regla -es decir, una conexión desde el hombro hasta la mano falsa sobre la mesa frente a uno.

 

Figura 1: La ilusión de la mano de goma. Un sujeto sano experimenta un miembro artificial, como parte de su propio cuerpo. El sujeto observa un duplicado de una mano humana, mientras que su propia mano está oculta (cuadrado gris). Tanto la mano de goma artificial y la mano invisible se acarician en varias ocasiones y de forma sincronizada con un tanteo. Las áreas claras alrededor de la mano y las áreas oscuras en el dedo índice indican los respectivos campos receptivos de neuronas táctiles y visuales en la corteza premotora. La ilustración de la derecha muestra la ilusión del sujeto cuando los trazos de fieltro están alineados con los toques de la sonda visible (las áreas oscuras muestran las zonas de mayor actividad en el cerebro; la posición ilusoria del brazo, fenomenalmente experienciada, está indicada por el contorno de luz). La activación resultante de las neuronas en la corteza premotora se demuestra por los datos experimentales. (M. Botvinick & J. Cohen, “Rubber Hand ‘Feels’ Touch Eyes See”, Nature 391:756, 1998). Figura por Litwak ilustrations studio, 2004.

La característica más interesante que noté cuando me sometí a este experimento fue la extraña sensación de hormigueo en el hombro, poco antes del inicio de la ilusión -poco antes, por así decirlo, mi “brazo alma” o “miembro astral” resbaló del brazo físico invisible hacia la mano de goma. Por supuesto, no hay tal cosa como un brazo fantasmal, y probablemente, tampoco algo como un cuerpo astral. Lo que se siente en la ilusión de la mano de goma es lo que yo llamo el contenido del auto-modelo fenomenal (AMF) -el modelo consciente del organismo como un todo que es activado por el cerebro. (“Fenomenal” se utiliza aquí y en todas partes, en el sentido filosófico, como perteneciente a lo que se conoce sólo experiencialmente, a través del modo en que las cosas aparecen subjetivamente para ti). El contenido del AMF es el Ego.

El AMF del Homo sapiens es probablemente uno de los mejores inventos de la naturaleza. Es una forma eficiente de permitir que un organismo biológico se conciba conscientemente a sí mismo (y a otros) como un todo. Por lo tanto, permite que el organismo interactúe con su mundo interno, así como con el ambiente externo de una manera inteligente e holística. La mayoría de los animales son conscientes de una forma u otra, pero su AMF no es el mismo que el nuestro. El tipo de evolución de nuestro auto-modelo consciente es exclusivo del cerebro humano, en él se representa el proceso de representación en sí mismo, podemos captarnos a nosotros mismos -como Antonio Damasio lo llamaría- en el acto de conocer. Nos representamos mentalmente a nosotros mismos como sistemas de representación, y en tiempo real fenomenológico. Esta capacidad nos convirtió en pensadores de pensamientos y lectores de mentes, y permitió la evolución biológica que estalló en la evolución cultural. El Ego es un instrumento extremadamente útil- uno que nos ha ayudado a entendernos entre nosotros a través de la empatía y la lectura de la mente. Por último, permitiéndonos exteriorizar nuestras mentes a través de la cooperación y la cultura, el Ego nos ha permitido formar sociedades complejas.

¿Qué lecciones se pueden aprender de la ilusión de la mano de goma? El primer punto es fácil de entender: Lo que sea que forme parte de tu AMF, lo que sea parte de tu Ego consciente, está dotado de un sentimiento de “lo míidad”[1], un consciente sentido de propiedad. Se experimenta como tu extremidad, tu sensación táctil, tu sentimiento, tu cuerpo o tu pensamiento. Pero entonces hay una cuestión más profunda: ¿No existe algo además del yo consciente que la mera experiencia subjetiva de propiedad de las partes del cuerpo o los estados mentales? ¿No hay algo así como una “propiedad global”, un sentido más profundo de egoicidad[2] que tiene que ver con poseer y controlar tu cuerpo como un todo? ¿Qué pasa con la experiencia de identificarse con ello? ¿Podría este profundo sentido de la egoicidad tal vez ser manipulado experimentalmente? La primera vez que experimenté la ilusión de lamano de goma, inmediatamente pensé que sería importante ver si esto también podría funcionar con un cuerpo de goma completo o una imagen de uno mismo. ¿Se podría crear un completo cuerpo análogo al de la ilusión de la mano de goma? ¿Podría el Ego entero ser trasladado a un lugar fuera del cuerpo?

De hecho, hay estados fenomenales en los cuales la gente tiene la sólida sensación de estar fuera de su cuerpo físico -éstas son las así llamadas experiencias extracorpóreas-, o EFC[3]. Las experiencias extracorpóreas son una clase bien conocida de estados en los que uno se somete a la muy realista ilusión de dejar el cuerpo físico, por lo general, en la forma de un doble etérico, moviéndose fuera de éste. Fenomenológicamente, el sujeto de la experiencia se encuentra en este doble. Obviamente, si uno quiere entender lo que es el yo consciente, estas experiencias son de gran relevancia filosófica y científica. ¿Podrían éstas ser creados en el laboratorio?

Uno de los neurocientíficos con el que me siento orgulloso de colaborar es Olaf Blanke, un brillante y joven neurólogo del Instituto Suizo Federal de Tecnología en Lausannne, quien fue el primer científico en desencadenar una EFC por estimulación directa del cerebro de un paciente con un electrodo. En general, existen dos representaciones del propio cuerpo en estas experiencias: una visual (la visión de su propio cuerpo, acostado en la cama, por ejemplo, o en una mesa de operaciones) y la otra, experimentada, en la que te sientes estar flotando por encima o en el espacio. Curiosamente, este segundo modelo corporal es el contenido del AFM. Aquí es donde está el ego. En una serie de experimentos con realidad virtual, Olaf, su estudiante de doctorado Bigna Lenggenhager y yo hemos tratado de crear experiencias EFC artificiales y las ilusiones de cuerpo completo (véase el capítulo 3)[4]. Durante estas ilusiones, los sujetos se localizaron a sí mismos fuera de su cuerpo y de forma transitoria se identificaron con una imagen externa generada por una computadora. Lo que estos experimentos demuestran es que la más profunda y holística sensación del Ego no es un misterio inmune a la exploración científica -es una forma de contenido representacional consciente, y que puede ser manipulado selectivamente bajo condiciones experimentales cuidadosamente controladas.

A lo largo del libro, utilizo una metáfora central para la experiencia consciente: el “Túnel del Ego”. La experiencia consciente es como un túnel. La neurociencia moderna ha demostrado que el contenido de nuestra experiencia consciente no sólo es una construcción interna, sino también una forma extremadamente selectiva de la representación de la información. Es por esto que es un túnel: Lo que vemos y oímos, o lo que sentimos y el olfato y el gusto, es sólo una pequeña fracción de lo que realmente existe ahí fuera. Nuestro modelo consciente de la realidad es una proyección de baja dimensión respecto de la inconcebiblemente rica realidad física que nos rodea y sostiene. Nuestros órganos sensoriales son limitados: Evolucionaron por razones de supervivencia, no para representar la enorme riqueza y la abuancia de la realidad en toda su insondable profundidad. Por lo tanto, el proceso en curso de la experiencia consciente no es tanto una imagen de la realidad como un túnel a través de la realidad.

Siempre que nuestro cerebro persigue con éxito la ingeniosa estrategia de crear un retrato interior unificado y dinámico de la realidad, nos hacemos conscientes. En primer lugar, nuestro cerebro genera una simulación del mundo, tan perfecto que no la reconocemos como una imagen en nuestras mentes. Entonces, éstas generan una imagen interna de nosotros mismos como un todo. Esta imagen incluye no sólo nuestro cuerpo y nuestros estados psicológicos, sino también nuestra relación con el pasado y el futuro, así como con otros seres conscientes. La imagen interna de la persona-como-un-todo es el Ego fenomenal, el “yo” o “sí mismo[5]” como aparece en la experiencia consciente; por lo tanto, uso los términos “Ego fenomenal” y “sí mismo fenomenal” de manera intercambiable. El Ego fenomenal no es algo misterioso o un pequeño hombre dentro de la cabeza, pero sí el contenido de una imagen interior -es decir, el auto-modelo consciente o AMF. Al ubicar el auto-modelo en el mundo-modelo, se crea un centro. Ese centro es lo que experimentamos como nosotros mismos, el Ego. Es el origen de lo que los filósofos llaman a menudo la perspectiva en primera persona. No estamos en contacto directo con la realidad exterior o con nosotros mismos, pero sí tenemos un punto de vista interno. Podemos usar la palabra “yo” Vivimos nuestra vida consciente en el Túnel del Ego.

En los estados ordinarios de conciencia, siempre hay alguien que tiene la experiencia -alguien conscientemente se experimenta a sí mismo en tanto que dirigido hacia el mundo, como un sí mismo en el acto de atender, de saber, de desear, de querer y de actuar. Hay dos razones principales para ello. En primer lugar, poseemos una imagen interna integrada de nosotros mismos que está firmemente anclada en nuestros sentimientos y sensaciones corporales; la simulación del mundo creada por nuestro cerebro incluye la experiencia de un punto de vista. En segundo lugar, no podemos experimentar e introspectivamente reconocer nuestros auto-modelos como modelos; gran parte del auto-modelo es, como dirían los filósofos, transparente[6]. Transparencia significa simplemente que no somos conscientes del medio a través del cual la información llega a nosotros. No vemos la ventana, sino sólo el pájaro volando. No vemos las neuronas disparando en nuestro cerebro, sino sólo lo que representan para nosotros. Un modelo de mundo consciente activo en el cerebro es transparente si el cerebro no tiene ninguna posibilidad de descubrir que se trata de un modelo -miramos a través de él, directamente en el mundo, por así decirlo. La idea central de este libro -y la teoría detrás de esto, la teoría del auto-modelo de la subjetividad[7]– es que la experiencia consciente de ser un yo surge porque una gran parte del AMF en tu cerebro es transparente.

El Ego, como se ha señalado, no es más que el contenido de tu AMF en este momento (tus sensaciones corporales, tu estado emocional, tus percepciones, recuerdos, actos de voluntad, pensamientos). Pero puede convertirse en el Ego sólo porque tú estás constitucionalmente incapacitado de darte cuenta de que todo esto es sólo el contenido de una simulación en tu cerebro. No es la realidad misma, sino una imagen de la realidad -y una muy especial, por cierto. El Ego es una imagen mental transparente: Tú -la persona física en su totalidad- se ve justo a través de él. No la ves. Pero la ves con ella. El Ego es una herramienta para el control y la planificación de tu comportamiento y para comprender el comportamiento de los demás. Cada vez que el organismo necesita esta herramienta, el cerebro activa un AMF. Si -como, por ejemplo, en el sueño profundo sin sueños- la herramienta no se necesitara más, se apaga.

Hay que destacar que a pesar de que nuestros cerebros crean el Túnel del Ego, nadie vive en este túnel. Vivimos con él y por medio él, pero no hay un pequeño hombre haciendo cosas dentro de nuestra cabeza. El Ego y el Túnel fenómenos de representación que evolucionaron como resultado de la auto-organización dinámica en muchos niveles. En última instancia, la experiencia subjetiva es un formato de datos biológicos, un modo altamente específico de presentación de la información sobre el mundo que permite que aparezca como si fuera un conocimiento del Ego. Pero tales cosas en sí mismas no existen en el mundo. Un organismo biológico, como tal, no es un yo. Un Ego no es un yo, tampoco, sino simplemente una forma de representación de contenido, es decir, el contenido de un auto-modelo transparente activado en el cerebro del organismo.

Las variaciones de esta metáfora del túnel ilustran otras nuevas ideas en ciencia de la mente: ¿Qué significaría para un Túnel del Ego diversificarse para incluir otros Túneles del Ego? ¿Qué pasa con el Túnel del Egr durante el estado de sueño? ¿Pueden las máquinas poseen una forma artificial de  auto-conciencia, y pueden desarrollar un propio Túnel del Ego? ¿Cómo funciona la empatía y la cognición social; cómo puede llevarse a cabo la comunicación de un túnel a otro? Finalmente, por supuesto, tenemos que preguntarnos: ¿Es posible abandonar el túnel Ego?

La idea de un Túnel del Ego se basa en una noción antigua que ha existido desde hace bastante tiempo. Es el concepto de un “túnel de la realidad” que se puede encontrar en la investigación sobre realidad virtual y en la programación de videojuegos avanzados, o en la popular obra de los filósofos no académicos como Robert Anton Wilson y Timothy Leary. La idea general es la siguiente: Sí, hay un mundo exterior, y sí, hay una realidad objetiva, pero en movimiento a través de este mundo, al cual constantemente aplicamos mecanismos de filtro inconscientes, y al hacerlo, sin saberlo,  construimos nuestro propio mundo individual, el cual es nuestro “túnel de realidad”. Nunca estamos en contacto directo con la realidad como tal debido a que estos filtros nos impiden ver el mundo tal como es. Los mecanismos de filtrado son nuestros sistemas sensoriales y nuestro cerebro, la arquitectura que hemos heredado de nuestros antepasados biológicos, así como de nuestras creencias previas y prejuicios implícitos. El proceso de construcción es en gran medida invisible; al final, sólo vemos lo que nuestro túnel de realidad nos permite ver, y la mayoría de nosotros estamos no nos enteramos en lo más mínimo de este hecho.

Desde el punto de vista de un filósofo, hay un montón de sinsentido en esta noción popular. No creamos un mundo individual, sino sólo un modelo del mundo. Por otra parte, toda la idea de estar potencialmente directamente en contacto con la realidad es una especie de folclore romántico; conocemos el mundo sólo mediante el uso de representaciones, puesto que (correctamente) representar algo es lo que es saber. Además, el Túnel del Ego no se trata de lo que los psicólogos llaman “sesgo de confirmación”- es decir, nuestra tendencia a notar y asignar importancia a las observaciones que confirman nuestras creencias y expectativas, mientras que filtramos o justificamos las observaciones que no lo hacen. Tampoco es cierto que no podemos salir del túnel o saber nada del mundo exterior: El conocimiento es posible, por ejemplo, a través de la cooperación y la comunicación de grandes grupos de personas -comunidades científicas que diseñan y prueban teorías, constantemente criticándose unas a otras, e intercambiando datos empíricos y nuevas hipótesis. Por último, la noción popular de un túnel de la realidad se utiliza de manera lúdica en simplemente demasiadas formas y contextos, por lo que sigue siendo irremediablemente vaga.

En el primer capítulo, me limitaré a la discusión acerca del fenómeno de la experiencia consciente y desarrollaré una comprensión mejor y más rica de por qué exactamente es exclusivamente interna. Una cuestión que debe abordarse es: ¿Cómo puede todo esto tener lugar en el interior del cerebro y al mismo tiempo crear la experiencia sólida de vivir en una realidad que se vive como una realidad externa? Pretendemos entender cómo es posible lo que el filósofo finlandés y neurocientífico Antti Revonsuo llama una “experiencia fuera del cerebro”: la experiencia que usted tiene todo el tiempo -por ejemplo, en este momento, cuando lees este libro. La sólida experiencia de no estar en un túnel, de estar directa e inmediatamente en contacto con la realidad externa, es una de las características más notables de la conciencia humana. Incluso se produce durante una experiencia extracorpórea.

Aplicarse al estudio de la conciencia en cuanto tal significa considerar el contenido fenomenal de las representaciones mentales de uno mismo -es decir, cómo te sientes desde la perspectiva de primera persona, cómo es tenerlas (subjetivamente, en privado, en lo interno). Por ejemplo, el contenido fenomenal predominante de ver una rosa roja es la calidad de rojedad[8] en sí. En la experiencia consciente de oler una mezcla de ámbar y sándalo, el contenido fenomenal es la calidad subjetiva pura de “ámbar-idad” y “sándal-idad”, inefable y aparentemente simple. Al experimentar una emoción -por ejemplo, sentirse feliz y relajado- el contenido fenomenal es el propio sentimiento y no aquello a lo que se refiere.

Toda la evidencia apunta ahora a la conclusión de que el contenido fenomenal se determina a nivel local, no por el ambiente en absoluto, sino únicamente por las propiedades internas del cerebro. Por otra parte, las propiedades relevantes son las mismas independientemente de que la rosa roja esté allí, frente a ti, o sólo pensada o soñada. La experiencia subjetiva de sándalo-y-ámbar no requiere incienso, ni siquiera requiere una nariz; en principio también puede ser obtenida mediante la estimulación de la combinación correcta de los glomérulos en el bulbo olfatorio. Los glomérulos (hay unos dos mil de ellos) toman por estímulo algún tipo u otro de sus células receptoras olfativas. Si la calidad sensorial unificada de olor de sándalo y ámbar normalmente implica la activación de las células receptoras olfativas de tipo 18, 93, 143, y 211 en tu nariz, entonces podríamos esperar obtener la misma experiencia consciente -un olor idéntico- al estimular los glomérulos correspondientes con un electrodo. La pregunta es: ¿Cuál es el conjunto mínimo suficiente de propiedades neuronales? ¿Podríamos provocar selectivamente el mismísimo fenómeno haciendo incluso menos, posiblemente en otro lugar del cerebro? La mayoría de los neurocientíficos, y probablemente la mayoría de los filósofos también, contestarían que sí: Activar el correlato neural mínimo de una experiencia consciente dada y obtener la experiencia consciente en sí.

La misma idea general es válida para los estados más complejos: Su contenido fenomenal es precisamente ese aspecto de un estado (por ejemplo, de la felicidad, más relajación) que no sólo emerge de manera natural en situaciones cotidianas, sino también puede ser causado por una sustancia psicoactiva -o, al menos, en principio, gatillado por un neurocientífico experimentando con un cerebro vivo en una recipiente. El problema de la conciencia tiene que ver con la experiencia subjetiva, la estructura de nuestra vida interior, y no sobre el conocimiento del mundo exterior.

Una forma de ver el Túnel del Ego es como una compleja propiedad del correlato neuronal de la conciencia (CNC). El CNC es ese conjunto de propiedades neurofuncionales en el cerebro suficientes para provocar una experiencia consciente. Hay un CNC específico para la rojidad de la rosa que experiencias, otra para el objeto perceptual (es decir, la rosa en su conjunto), y otro que subyace a tu sentimiento que acompaña al de felicidad y relajación. Pero también hay un CNC global -es decir, un conjunto mucho más amplio de propiedades neuronales subyacentes a la conciencia en su conjunto, que sustenta tu modelo experiencial del mundo, la totalidad de todo lo que subjetivamente sientes. El flujo constante de información en esta CNC global es lo que crea el túnel, el mundo en que vives tu vida consciente.

Pero, ¿qué es ese “tú”? Como afirmé al principio, nunca tendremos una teoría científica completa verdaderamente satisfactoria de la mente humana si no disolvemos el núcleo del problema. Si queremos que todo cesté en su lugar -si queremos entender el panorama general-, entonces, éste es el desafío. ¿Por qué la conciencia es subjetiva? La pregunta más importante que trato de responder es por qué un modelo de mundo consciente tiene casi siempre un centro: un yo, un Ego, un sí mismo que se experimenta. ¿Qué es exactamente el yo que tiene la ilusión de la mano de goma? ¿Qué es exactamente lo que aparentemente deja el cuerpo físico en un EFC? ¿Qué es exactamente lo que está leyendo estas líneas en este momento?

Un Túnel del Ego es un túnel conciencia que ha evolucionado a la propiedad adicional de crear una firme perspectiva de primera persona, una visión subjetiva del mundo. Se trata de un túnel de la conciencia, más un yo aparente. Éste es el reto: Si queremos el panorama general, tenemos que saber cómo aparece un genuino sentido de la egoicidad. Tenemos que explicar tu experiencia de ti mismo al sentir la sensación táctil en la mano de goma, de ti mismo como la comprensión de las frases que estás leyendo en este momento. Este genuino sentido consciente de la egoicidad es la forma más profunda de interioridad, mucho más profundo que sólo estar “en el cerebro” o “en un mundo simulado en el cerebro.” Esta forma no trivial de interioridad es de lo que trata este libro.

[1] En el original inglés, “mineness”. Este neologismo es tan incierto en inglés como en español, pero señala bien la noción del autor en cuanto a que toda experiencia del sujeto (Ego), fenomenalmente, le es propia. Ninguna empatía ni endopatía, ningún delirio o estado modificado de conciencia ocurre sino desde la “atestiguación” de un Ego que declara estas experiencias como propias. De ahí, desde el adjetivo posesivo “mío”, la substantivación en “míidad”. (NT).

[2] En el original inglés, “selfhood”. El sufijo -hood, en inglés, substantiva incluso a un substantivo, quedando una traducción posible en “egoicidad”, la calidad o estatuto del Ego. (NT).

[3] EFC, sigla de “experiencias fuera del cuerpo”.

[4] Véase Patrick Wilken, “ASSC-10 Welcoming adress”, en 10th Annual Meeting of the Association for the Scientific Study of Consciousness, 23-36, junio de 2006, Oxford, Inglaterra. (Nota resumida por el traductor).

[5] En el original inglés, “self”.

[6] Véase Thomas Metzinger, Conscious Experience, Thorventon, 1995.

[7] Véase el especial problema de la neurobiología de la conciencia animal en Consciousness and Cognition, 2005.

[8] En el original inglés, “redness”, es decir, la calidad de lo rojo.

[9] En el original inglés, “phenomenal”. Dentro de la tradición fenomenológica, cuando traducida al español, especialmente desde el alemán, suele utilizarse el término fenoménico. Sin embargo, atendiendo el carácter fenomenológico psicológico que atiende la teoría de Metzinger y, considerando que el diccionario de la RAE sólo distingue los vocablos fenoménico y fenomenal en cuanto que uno se refiere al “fenómeno como apariencia o manifestación de algo” y el otro a “que participa de la naturaleza del fenómeno”, teniendo ambos la acepción de “relativo al fenómeno”, hemos preferido, provisoriamente, mantener la morfología del original, toda vez que existen en inglés las respectivas figuras, prefiriendo el autor la de fenomenal. Cabe señalar, por último, que dos legítimas traducciones de esta expresión podrían ser tanto “Modelo del Yo fenomenal” como “Modelo del sí mismo fenomenal”. (NT).

[10] Véase T. Metzinger, “Beweistlast für Fleischesser”, Gehirn & Geist 5:70-75 (2006), reimpreso en C. Könneker, Wer erklärt den Menschen? Hirnforscher, Psychologen und Philosophen im Dialog (2006). Nota del autor abreviada por el traductor.

[11] Más adelante, en el contexto de la discusión acerca de la realidad misma de la modificación de conciencia, se observará por qué Metzinger no consideró acá la utilización de psiquedélicos y enteógenos (LSD, Ayahuasca, etc.). (N.T.).

[12] En el original inglés, “conceptual insights”. Decidimos mantener el término insight por su creciente utilización intraducida en psicología, clínica especialmente. Con todo, puede entenderse como “comprensión, percatación, introspección”. (N.T.).

[13] En el original inglés, “out-of-body experiences”.

[14] En el original inglés, “self”. De aquí en más, el autor va a utilizar indistintamente los términos self y I, respectivamente, “uno mismo; el yo” y “yo”, pronombre de la primera persona singular en inglés. Sin embargo, existen matices en el empleo fenomenológico de estas dos palabras que se advertirán cuando competa en la traducción (N.T.).

 

Focusing y Cambio de Personalidad

 

Comentario y síntesis a Una Teoría del Cambio de la Personalidad de Eugene Gendlin, 1964.

(Presentado en el Postítulo en Psicoterapia Experiencial, versión 2014-2015, en el instituto Focusing Chile, dirigido por Edgardo Riveros)

 

La experiencia de leer analíticamente el texto de Gendlin no deja ver sino hasta avanzadas las páginas que se trata de una profundísima exploración fenomenológica en el más puro sentido en que Husserl la estableciera como una egología. De hecho, en la página 99 de la edición de Edgardo Riveros (2008), plantea que «los sucesos interpersonales ocurren antes que exista un yo. Los otros nos responden antes de que lleguemos a respondernos a nosotros mismos. Si estas respuestas no estuvieran interactuando con los sentimientos —si no hubiera nada sino las respuestas de los otros como tales—, el yo no llegaría a ser nada más que respuestas aprendidas de los otros. Pero las respuestas de los demás no son, sin embargo, sólo procesos meramente externos. Ellos son sucesos en interacción con los sentimientos del individuo. El individuo, por lo tanto, desarrolla una capacidad para responder a sus sentimientos. El yo no es entonces meramente un repertorio de respuestas aprendidas sino un proceso de respuestas a los propios sentimientos». Efectivamente, en este poderoso pasaje, Gendlin manifiesta su compromiso con una facción de la tradición filosófica de occidente que concibe al sujeto humano como un flujo permanente que se despliega en y como existencia pura. Así, la desintegración mentalista y abstracta que han operado diversas corrientes psicológicas, con todos los méritos que les corresponden, no sería más que una construcción teorética operacional, pero no vivencial ni apegada a las cosas mismas, parafraseando a Husserl.

La concepción según la cual los sentimientos del sujeto responden al funcionamiento psicofisiológico y, por tanto, a su concretitud existencial llana, tal cual es echada al mundo, cobraría un valor único en la psicología experiencial y un recambio paradigmático para la psicoterapia que no asoma en ninguna otra práctica de manera tan explícita como acá.

Aun más, un poco más adelante en el texto, Gendlin se pronuncia de tal forma que no sólo ilumina epistemológicamente el encuentro interpersonal sino que, además, consigue reenfocar la primacía de este encuentro como toda posibilidad de acción psicoterapéutica. En este párrafo de la página 100 (Riveros, 2008), advierte que la dinámica que moviliza el cambio de personalidad «no se pone en marcha cuando estamos solos, de nada ayuda recitarnos a nosotros mismos los contenidos o evaluaciones exitosas que recordemos de una persona con quien nos sentimos “más nosotros mismos”; los efectos de tal persona en nosotros fueron provocados no por su evaluación, la cual podemos repetirla hasta el cansancio dándonos aliento a nosotros mismos. Más bien, el efecto ocurrido a través de sus respuestas a nuestro concreto proceso de sentimiento y, en algunos temas, lo reconstituyó y lo puso en marcha. Si pudiéramos hacer eso estando solos, estaríamos por ende siendo independientes en tales temas», o sea que, existiría una independencia absoluta respecto de las interpretaciones o evaluaciones que otro realice sobre nuestra carga afectiva, por ejemplo, pero, en cambio, la “consideración positiva incondicional” —que es otra manera de decir “fenomenología”— otorga una medio de fluidez hacia el proceso que se pone en marcha desde lo que realmente está ocurriendo y no desde lo que se dice que está ocurriendo. Notable diferencia.

Y es que pareciera que la inspiración de Gendlin rescata los ecos de un Heráclito, entendiendo al ser humano como eclosión perpetua de interacciones que no pueden ser acotadas por abstracción alguna. De allí que se constituya casi en un lema experiencial la noción de que «lo que obstaculiza a un individuo a cambiar por la experiencia, los factores que lo llevarán siempre (por definición) a perder de vista o distorsionar todo aquello que pueda hacerle cambiar [está restringido a menos que] su personalidad cambie primero», es decir, no antecedida por una comprensión hermenéutica de sí mismo. No obstante, ni siquiera esto viene a contradecir los hallazgos de un siglo de psicoanálisis, por ejemplo, sino más bien a despejar el porqué de sus ineficiencias terapéuticas que no obstan respecto de su consistencia teórica interna.

En el marco psicoterapéutico, la concentración en la experiencia corporal simbolizada y, desde ahí, movilizada hacia resignificaciones, como método del focusing, demuestra por qué los clientes o pacientes pueden llegar a comprender en profundidad las vicisitudes de su psicodinámica y las consecuencias de nunca haberse enterado de que todo ello…, estaba ocurriendo dentro. De alguna manera, cuando Gendlin expone los “dos problemas” habituales de la psicoterapia en la forma de “el paradigma de la represión” y “el paradigma del contenido”, está descubriendo lo que ha sido la mayor fortaleza y la mayor debilidad, paradójicamente al mismo tiempo, del psicoanálisis freudiano —otra cosa distinta habría que decir del lacaniano— puesto que la “toma de conciencia” del Wo Es war, soll Ich werden estaría encerrada en un loop psicodinámico que quizá, cuantas veces tuvo éxitos atribuidos a un método que pudo ser inclusive iatrogénico. En efecto, la “toma de conciencia” en Gendlin tiene, más bien, un carácter fenomenológico, o sea, que emerge desde lo más substancial: el cuerpo. Todo lo demás sería, críticamente, mentalismo.

Si en la teoría psicoanalítica ocurre el cambio y la cura, esto queda expuesto desde el estado original neurótico hacia el estado de alivio expresado en un discurso. Claramente, esto abre margen a un complejo debate que no tiene lugar acá, pero que transparenta la oscuridad tradicional en la explicación de cómo se construye ese “puente” de un estado al otro sin recurrir a la propia explicación psicodinámica e interpretativa. Citando a Gendlin, «si nuestros constructos explicatorios se fundamentan solamente en los contenidos, ellos por sí solos no logran explicar el cambio en la naturaleza sólo de esos contenidos» (p. 63).

De esta manera, la proposición gendliana sitúa, de nuevo fenomenológicamente, el cambio de personalidad en dos ejes, a saber, 1º que el cambio implica un flujo afectivo, y 2º que el cambio ocurre en el contexto de una relación interpersonal en marcha (p. 64), agregando ahora, abiertamente, una consideración existencial al proceso de cambio de personalidad.

Cuando nos referimos a la dimensión existencial estamos apelando a la condición “objetiva” del “estado de yecto” del ser humano, en términos heideggerianos. O sea, el estado en que antes de toda personalidad, de toda psicogénesis, etc., hay un ser en el mundo que interactúa con otros (el Mitwelt) en toda la extensión de su vida concreta. Vida que, por cierto, es corporal. Por eso es que en esta misma sección, el autor pondrá en entredicho lo que las personas «en una sesión dada de psicoterapia [comprometen] de una manera “meramente” intelectual», acusando sólo el proceso psicodinámico interpretado y teorizado, desapercibiéndose del proceso de sentimiento, acaecido realmente en el sujeto.

Así es como Gendlin avanza hacia una teoría del experiencing como modelo procesal de los sucesos psicológicos concretos que ocurren al individuo o, incluso, que son el individuo mismo. Se trata de observar el proceso como algo sentido efectivamente en el cuerpo. Y así, se denomina referente directo a la sensación interna y corporal que “marca” la experiencia de manera dinámica. De allí que, en el parangón, tienta la propuesta de un término como “ontodinámica” para oponerse a la psicodinámica.

El referente directo conecta con un dato interior del que se hablará en el experiencing. De eso hablamos, eso sentimos y eso es lo que realmente ocurre. Se manifiesta lo implícito en el experiencing pese a que lo que logramos explicitar simbólicamente no logre satisfacer por completo esa experiencia. Gendlin lo expresa como que «empleamos símbolos explícitos sólo para porciones muy pequeñas de lo que pensamos. La mayor parte del contenido de un discurso lo tenemos en forma de significado sentido» (p. 69). Por eso, «cuando hemos definido las palabras que hemos usado, o cuando hemos “elaborado” lo que hemos “querido decir”, nos damos cuenta de que el significado sentido que empleamos siempre contiene implícitamente una cantidad extraordinaria de significados, siempre muchos más que aquellos a los que les hemos dado una formulación explícita» (p. 70), enfatizándose en esa dimensión experiencial inagotable que representa lo que estamos llamando acá el “flujo” —casi querríamos decir “heraclíteo”.

Por otro lado, Gendlin acuña el concepto de una autopropulsión (en inglés, carrying forward), la movilización de un contenido implícito que se reconoce como sensación sentida y que el psicoterapeuta ayuda a poner en marcha por medio de la práctica clínica de la empatía, el acompañamiento incondicional que ofrece símbolos a su cliente.

Pero este acto no es tan simple. En efecto, «los símbolos `que ofrece el terapeuta] deben actuar con el sentir antes de darle un significado» (p. 72), exponiéndose así su naturaleza preconceptual, previa a la modelación organizada. La autopropulsión, entonces, actúa como interacción con símbolos verbales y genera un proceso que consigue explicitar significados.

Se deja ver así cómo el focusing se autopropulsa, en una interrelación humana, que puede ser psicoterapéutica, desde el referente directo como experiencing hacia la simbolización. Gendlin propone que esquemáticamente observemos el proceso como un movimiento que se mueve así:

1º Referente directo

2º Develación

3º Aplicación global

4º Movimiento del referente

La focalización o focusing se basa en el reconocimiento experiencial del sujeto de este referente directo. De hecho, este reconocimiento no pocas veces consigue por sí solo un cierto alivio por cuanto se lo enfoca sin exigirle explicitación. La sola referencia y la atención prodigada, en el plano de lo implícito, captura la esencia que acá estamos denominando existencial del experiencing. Luego, devendrá la develación como apertura —cosa que no deja de resonar la aperturidad de Heidegger como una suerte de saber no intelectual, lejano al contenido pero firmemente vivido—. Es el momento de la sorpresa y la constatación palmaria del sentimiento que permite apuntar internamente la sensación sentida. Develación en ese sentido será iluminación global del proceso. Precisamente, es entonces cuando puede extenderse el hallazgo experiencial hacia otros aspectos de la personalidad. Esta aplicación global no es un esclarecimiento y Gendlin es tajante en distinguirla del insight. Más bien, se trata de un saber que “hay algo ocurriendo” y de sentirlo de una “manera activa”, con lo cual no queda implicado un saber explícito o resolutivo. Para Gendlin el cambio que gesta la aplicación global ocurre en otro nivel subjetivo; un nivel en que se ha experienciado el movimiento del referente. Esto pasa cuando el sujeto siente una transformación en eso que primeramente indicó de una cierta manera y que ahora es experimentado de otra. Así, es la cualidad la que se ha modificado pero, nuevamente, no se trata de una “comprensión” en el sentido ontológico clásico de decir que algo es algo. En el focusing la experiencia de saber opera de otra manera, como sensación sentida y como simbolización móvil, si cabe la expresión. Por ello es que esta experiencia, «este “descenso” en sí mismo, este focalizar, y sobre todo, el proceso de sentimiento desde el cual surge, permite la verbalización [ulterior] del flujo subyacente de los acontecimientos del cambio de personalidad» (p. 87).

Paradigmáticamente, asombra descubrir cómo este modelo procesal supera cualquier discursividad psicológica o psicoterapéutica en tanto en cuanto llama a “callarse y escuchar” antes que a especular o interpretar, a “invadir” la experiencia del otro desde preconceptos. De hecho, hemos visto, se trata de las fuerzas operando en el nivel preconceptual, allí donde se suscita la experiencia existencial del sujeto.

El experiencing actúa en un interior implícito en que convergen múltiples significados, mismos que son sentidos en la experiencia emocional y que no necesariamente alcanzan una simbolización verbal. Ahora bien, Gendlin distingue allí lo que llama la ley de reconstitución del proceso del experiencing (p. 94) para despejar la propulsión, que ya es funcionamiento implícito, de la reconstitución, que pone en marcha o moviliza los aspectos que no funcionan implícitamente como en un todo congelado. Cuando ocurre lo primero, se denomina “sí mismo” a esa interacción funcionante de los sentimientos del individuo. En cambio, cuando no funcionan, que es generalmente la situación del consultante de psicoterapia, el individuo no es capaz de gestionar su experiencia. Gendlin se interroga acerca de esto: «¿Por qué un individuo no puede llevar adelante por sí solo su ya implícito funcionamiento del experienciar de manera que pudiera reordenar y reconstruir los aspectos de la estructura rígida?» (p. 95). Pues porque usualmente tal campaña tenderá a la búsqueda circular de respuestas y análisis de lo que no funciona, verbigratia, en “¿por qué siento tanta envidia de alguien a quien amo?”, quizá derivando en cuestionamiento éticos que nada tienen que ver con la experiencia de su sensación sentida.

En focusing será la primacía del proceso experiencial la que detona implícitamente las nuevas significaciones y, por tanto, como psicoterapeutas «debemos atender y simbolizar en función de poner en marcha el proceso y, por lo tanto, reconstruirlo en ciertos aspectos nuevos. Sólo entonces, en la medida en que los nuevos contenidos lleguen a funcionar implícitamente en términos de sentimientos, podemos recién llegar a simbolizarlos» (p. 97).

En suma, el cambio de personalidad, fin de toda psicoterapia humanista, dicho esto en sus fines clínicos, responde a un proceso y a la manera en que ese proceso ocurre antes que a los contenidos que entran en juego. Así, en cuanto el experiencing mueve una interacción entre paciente y terapeuta, desde lo que nos enseñara ya Carl Rogers sobre esta relación, es eficaz porque el sujeto es lo que es ante un Otro, y es con ese Otro cuando es factible que emerja su significado explícito, su resignificación a través del movimiento de sentimientos. Es la oportunidad de una experiencia existencial auténtica la que se descubre corporalmente en este flujo que es habitar como ser humano.

Del desasimiento (Von Abegescheidenheit)

Meister Eckhart
Texto establecido por Nicolás Berasain

He leído muchos escritos tanto de los maestros paganos como de los profetas y del Viejo y del Nuevo Testamento, y he investigado con seriedad y perfecto empeño cuál es la virtud suprema y óptima por la cual el hombre es capaz de vincularse y acercarse lo más posible a Dios, y debido a la cual el hombre puede llegar a ser por gracia lo que es Dios por naturaleza, y mediante la cual el hombre se halla totalmente de acuerdo con la imagen que él era en Dios y en la que no había diferencia entre él y Dios[1], antes de que Dios creara las criaturas. Y cuando penetro así a fondo en todos los escritos —según mi entendimiento puede hacerlo y es capaz de conocer— no encuentro sino que el puro desasimiento supera a todas las cosas, pues todas las virtudes implican alguna atención a las criaturas, en tanto que el desasimiento se halla libre de todas las criaturas. Por ello Nuestro Señor le dijo a Marta: «unum est necessarium» (Lucas 10,42), eso significa lo mismo que: Marta, quien quiere ser libre de desconsuelo y puro, debe poseer una sola cosa o sea el desasimiento.

Los profesores[2] elogian grandemente el amor, como hace San Pablo quien dice: «Cualquier obra que yo haga, si no tengo amor, no soy nada» (Cfr. 1 Cor. 13, 1 s.). Yo, en cambio, elogio al desasimiento antes que a todo el amor. En primer término, porque lo mejor que hay en el amor es el hecho de que me obligue a amar a Dios, el desasimiento, empero, obliga a Dios a amarme a mí. Ahora bien, es mucho más noble que yo lo obligue a Dios [a venir] hacia mí en lugar de que me obligue a mí [a ir] hacia Dios. Y ello se debe a que Dios se puede relacionar más intensamente y unir mejor conmigo de lo que yo podría relacionarme con Dios. El que el desasimiento pueda obligar a Dios [a venir] hacia mí, lo demuestro como sigue: cualquier cosa gusta de estar en su lugar propio y natural. Ahora bien, el lugar propio y natural de Dios lo constituyen [la] unidad y [la] pureza que provienen del desasimiento. Por lo tanto, Dios debe entregarse, Él mismo, necesariamente a un corazón desasido. Por otra parte, elogio al desasimiento antes que al amor, porque el amor me obliga a sufrir todas las cosas por Dios, en tanto que el desasimiento hace que yo no sea susceptible de nada que no sea Dios. Ahora resulta que es mucho más noble no ser susceptible de nada que no sea Dios, antes que sufrir todas las cosas por Dios, porque en el sufrimiento el hombre presta una cierta atención a las criaturas de las cuales proviene el sufrimiento del ser humano, el desasimiento, en cambio, se halla completamente libre de todas las criaturas[3]. Mas, el que el desasimiento no sea susceptible de nada que no sea Dios, lo demuestro así: Cuando alguna cosa ha de ser acogida, debe ser acogida dentro de algo. Resulta empero, que el desasimiento se halla tan cerca de la nada que fuera de Dios no hay ninguna cosa tan sutil que pueda subsistir en el desasimiento. Él es tan simple y tan sutil que bien puede caber en el corazón desasido. Por lo tanto, el desasimiento no es susceptible de nada que no sea Dios.

Los maestros[4] ensalzan también la humildad ante muchas otras virtudes. Mas yo ensalzo el desasimiento ante toda humildad, y lo hago porque la humildad puede subsistir sin desasimiento, pero el desasimiento perfecto no puede subsistir sin la humildad perfecta, porque la humildad perfecta persigue el aniquilamiento perfecto de uno mismo. [Pero] el desasimiento toca tan de cerca a la nada que no puede haber cosa alguna entre el desasimiento perfecto y la nada. Por ende, [el] desasimiento perfecto no puede existir sin [la] humildad. Ahora. bien, dos virtudes siempre son mejores que una sola. La segunda razón por la cual elogio al desasimiento más que a la humildad, consiste en
que la humildad perfecta se rebaja ante todas las criaturas y en esta humillación el hombre sale de sí mismo en dirección a las criaturas; el desasimiento, en cambio, permanece en sí mismo. Ahora resulta que ninguna salida puede llegar a ser tan noble que la permanencia dentro de uno mismo no sea mucho más noble. De esto habló el profeta David [diciendo]: «Omnis gloria eius filiae regis ab intus» (Salmo 44, 14), esto quiere decir: «La hija del rey debe todo su honor a su ensimismamiento». El desasimiento perfecto no persigue ningún movimiento, ya sea por debajo de una criatura, ya sea por encima de una criatura; no quiere estar ni por debajo ni por encima, quiere subsistir por sí mismo sin consideración de nadie, y tampoco quiere tener semejanza o desemejanza con ninguna criatura, [no quiere] ni esto ni aquello: no quiere otra cosa que ser[1]. Pero la pretensión de ser esto o aquello, no la desea [tener]. Pues, quien quiere ser esto o aquello, quiere ser algo; el desasimiento, en cambio, no quiere ser nada. Por ello, todas las cosas permanecen libres de él. A este respecto alguien podría decir: Pero si todas las virtudes se hallaban perfectas en Nuestra Señora, entonces debía de haber en ella también el desasimiento perfecto. Luego, si el desasimiento es más elevado que la humildad ¿por qué se preció Nuestra Señora de su humildad y no de su desasimiento, cuando dijo: «Quia respexit dominus humilitatem ancillae suae», lo cual quiere decir: «Él ha puesto sus ojos en la humildad de su sierva»? (Lucas 1,48)… ¿Por qué no dijo ella: Ha puesto sus ojos en el desasimiento de su sierva? A ello contesto, diciendo: En Dios hay desasimiento y humildad, en cuanto podamos hablar de virtudes en Dios. Ahora has de saber que su humildad llena de amor, lo movió a Dios a que se inclinara a la naturaleza humana, mientras su desasimiento se mantenía inmóvil en Sí mismo, tanto cuando se hizo hombre como cuando creó el cielo y la tierra, según te diré más adelante. Y como Nuestro Señor, cuando quiso hacerse hombre, permaneció inmóvil en su desasimiento, Nuestra Señora entendió bien que le pedía lo mismo también a ella y que Él, en este caso, tenía puestos sus ojos en la humildad de ella y no en su desasimiento. Por eso, ella se mantenía inmóvil en su desasimiento y se preció de su humildad y no de su desasimiento. Y si ella hubiera recordado, aunque hubiese sido con una sola palabra, su desasimiento de modo que hubiera dicho: Él ha puesto sus ojos en mi desasimiento, esto habría empañado su desasimiento que ya no habría sido ni entero ni perfecto porque se habría producido un efluvio [del desasimiento]. Mas no puede haber ningún efluvio por insignificante que sea, sin que el desasimiento sea manchado. Y ahí tienes la razón por la cual Nuestra Señora se preciaba de su humildad y no de su desasimiento. Por eso dijo el profeta: «audiam, quid loquatur in me dominus deus» (Salmo 84, 9), esto quiere decir: «Yo quiero callar y quiero escuchar lo que mi Dios y mi Señor le diga a mi fuero íntimo», como si dijera: Si Dios me quiere hablar que se adentre en mí porque yo no quiero salir.

Ensalzo también el desasimiento ante toda misericordia, porque la misericordia no es sino el hecho de que el hombre salga de sí mismo en dirección a las aflicciones de sus semejantes, con lo cual se entristece su corazón. El desasimiento se mantiene libre de eso y permanece en sí mismo y no se deja entristecer por nada porque, mientras algo puede entristecer al hombre, éste no anda bien encaminado. En resumen, cuando miro todas las virtudes, no encuentro ninguna tan completamente inmaculada y tan capaz de relacionar con Dios como lo es el desasimiento.

Hay un maestro llamado Avicena que dice[2]: La nobleza del espíritu que se mantiene desasido es tan grande que cualquier cosa que vea, es verdadera y cualquier cosa que pida, le está concedida y en cualquier cosa que mande, se le debe obedecer. Y has de saber con certeza: Cuando el espíritu libre se mantiene en verdadero desasimiento, lo obliga a Dios a [acercarse] a su ser; y si fuera capaz de estar sin ninguna forma ni accidente, adoptaría el propio ser de Dios. Pero este [ser] no lo puede dar Dios a nadie fuera de Él mismo; por lo tanto, Dios no le puede hacer al espíritu desasido otra cosa que dársele Él mismo. Y el hombre que se halle así en perfecto desasimiento, será elevado a la eternidad[3], en forma tal que ninguna cosa perecedera lo pueda conmover, que no sienta nada que sea corpóreo, y se dice que está muerto para el mundo porque no le gusta nada que sea terrestre. A esto se refirió San Pablo cuando dijo: «Vivo y, sin embargo, no vivo; Cristo vive en mí» (Gal. 2, 20).

Ahora preguntarás acaso: ¿Qué es el desasimiento ya que es tan noble en sí mismo? A este respecto debes saber que el verdadero desasimiento no consiste sino en el hecho de que el espíritu se halle tan inmóvil frente a todo cuanto le suceda, ya sean cosas agradables o penosas, honores, oprobios y difamaciones, como es inmóvil una montaña de plomo ante [el soplo de] un viento leve. Este desasimiento inmóvil lo lleva al hombre a la mayor semejanza con Dios. Porque el que Dios sea Dios, se debe a su desasimiento inmóvil y gracias a éste Él tiene su pureza y su simpleza y su inmutabilidad. Y por eso, si el hombre ha de asemejarse a Dios —en cuanto una criatura pueda tener semejanza con Dios— esto debe suceder mediante el desasimiento. Luego, este [último] arrastra al hombre a la pureza y desde la pureza a la simpleza y de la simpleza a la inmutabilidad; y estas cosas producen semejanza entre Dios y el hombre; y la semejanza debe darse en la gracia, ya que la gracia arrebata al hombre separándolo de todas las cosas seculares, y lo purifica de todas las cosas perecederas. Y has de saber: estar vacío de todas las criaturas significa estar lleno de Dios, y estar lleno de todas las criaturas, significa estar vacío de Dios.

Ahora has de saber que Dios, antes de existir el mundo, se ha mantenido —y sigue haciéndolo— en este desasimiento inmóvil, y debes saber [también]: cuando Dios creó el cielo y la tierra y todas las criaturas, [esto] afectó su desasimiento inmóvil tan poco como si nunca criatura alguna hubiera sido creada. Digo más todavía: Cualquier oración y obra buena que el hombre pueda realizar en el siglo, afecta el desasimiento divino tan poco como si no hubiera ninguna oración ni obra buena en lo temporal, y a causa de ellas Dios nunca se vuelve más benigno ni mejor dispuesto para con el hombre que en el caso de que no hiciera nunca ni una oración ni las obras buenas. Digo más aún: Cuando el Hijo en la divinidad quiso hacerse hombre y lo hizo y padeció el martirio, esto afectó el desasimiento inmóvil de Dios tan poco como si nunca se hubiera hecho hombre. Ahora podrías decir: Entonces oigo bien que todas las oraciones y todas las buenas obras se pierden [=son inútiles] porque Dios no se ocupa de ellas [en el sentido de] que alguien lo pueda conmover con ellas y, sin embargo, se dice que Dios quiere que se le pidan todas las cosas. En este punto deberías escucharme bien y comprender perfectamente —siempre que seas capaz de hacerlo— que Dios en su primera mirada eterna— con tal de que podamos suponer una primera mirada— miró todas las cosas tal como sucederían, y en esta misma mirada vio cuándo y cómo iba a crear a las criaturas y cuándo el Hijo quería hacerse hombre y debía padecer; vio también la oración y la buena obra más insignificante que alguien iba a hacer, y contempló cuáles de las oraciones y devociones quería o debía escuchar; vio que mañana tú lo invocarás y le pedirás con seriedad, y esta invocación y oración Dios no las quiere escuchar mañana, porque [ya] las ha escuchado en su eternidad antes de que tú te hicieras hombre. Mas, si tu oración no es ferviente y carece de seriedad, Dios no te quiere rechazar ahora, porque [ya] te ha rechazado en su eternidad. Y de esta manera Dios ha contemplado con su primera mirada eterna todas las cosas, y Dios no obra nada de nuevo porque todas son cosas pre-operadas. Y de este modo Dios se mantiene, en todo momento, en su desasimiento inmóvil y, sin embargo, por eso no son inútiles la oración y las buenas obras de la gente, pues quien procede bien, recibe también buena recompensa, quien procede mal, recibe también la recompensa que corresponde. Esta idea la expresa San Agustín[1] en «De

[1] Augustinus, De trinitate V c. 16 n. 17.

[1] Para Eckhart el verdadero desasimiento no existe como ser dirigido hacia algo sino como puro querer-ser. (Cfr. Quint, tomo V p. 443, nota 26).
[2] Avicenna, cfr. Liber sextus naturalium, Pars 4 c. 4.

[3] «gezücket in die ewigkeit» = «elevado a la eternidad» en castellano. A diferencia de otros autores, Quint (tomo V p. 445 s. nota 41) opina que no se trata de un «arrobamiento», un «éxtasis», sino de una «elevación del hombre completamente desasido» […] a la región de lo eterno e imperecedero».

[1] Cfr. Quint (tomo V p.440 nota 3) donde dice que la «imagen» se referiría a «la pre-existencia del hombre como idea en Dios».
[2] Traducimos «lêraere» por «profesores» a diferencia de la palabra «meister» «maestro(s)», mucho más usada por Eckhart.

[3] Quint señala (tomo V p. 442 nota 16) que, si bien el sufrimiento por su dirección hacia las criaturas, es, con miras a la unión con Dios, menos perfecto que el desasimiento, esto no impide que sea «el animal más rápido» que lleva al desasimiento.

[4] En sus escritos latinos Eckhart cita a Bernard de Clairvaux, De consideratione 1. III, y varios pasajes de Augustinus.

El trastorno bipolar desde el psicoanálisis

Los dos polos de este trastorno afectivo se refieren a estados de ánimo pronunciados de manía y depresión. Uno de los dos suele extenderse por más tiempo que el otro pero, siempre se intercalan, haciendo de esta fluctuación una condición mental tortuosa y limitante. La etiología de esta enfermedad apunta a múltiples factores, dentro de los cuales se comprenden la genética, la estructura psíquica, ciertas condiciones neurológicas del paciente y el ambiente emocional. Un aspecto relevante en este último sentido tiene que ver con, a menudo, con el trauma de separaciones y pérdidas afectivas tempranas.

Ahora bien, para el psicoanálisis, el sujeto, es decir, la dimensión psíquica de la persona que consulta, es un sujeto de lenguaje. Cuando pensamos, cuando sentimos o cuando hacemos algo concreto, siempre estamos hablando. Nos hablamos a nosotros mismos todo el tiempo; y a los demás, les hablamos. Las personas nos hablan. Incluso, cuando no utilizamos el lenguaje articulado gramaticalmente, usamos símbolos para comunicarnos. El lenguaje está siempre presente y los sueños no son una excepción. Sin embargo, hay que agregar que paralelamente existen diversas experiencias humanas cotidianas que nos cuesta mucho trabajo describir con el lenguaje. Acciones habituales parecen resistirse a ser dichas, pese a que lo intentamos con grandes esfuerzos.

Pues bien, el lenguaje se nos inculca muy temprano en nuestras vidas y determina el modo como nos relacionamos con el mundo y con nosotros mismos. Somos palabra, frases, sintaxis, narración, relato, discurso en definitiva. Así, entonces, el trastorno bipolar tiene su propio texto. Una paciente esta mañana se expresaba así de sus vaivenes emocionales:

“Cuando estoy en el polo triste, quisiera morir, no tengo ganas de hacer nada, ni de levantarme; no quiero relacionarme con la gente y siento que mi vida no tiene propósito. Cuando estoy en el polo alegre, quiero vivir, disfruto hasta de respirar y tengo certeza de que mi vida tiene un propósito”.

Es importante destacar que en la alternancia de polos, el sujeto expresa verbalmente sus estados de ánimo. En el extremo depresivo, por ejemplo, es muy común que se manifieste un fuerte sentimiento de culpa, que conduce a los autorreproches y autodevaluaciones. Esta culpa puede estar íntimamente relacionada con la pérdida de un objeto de deseo (un amante, un puesto de trabajo, un ideal, alguna cosa valiosa, etc.). La recriminación está vinculada con la supuesta responsabilidad en esa pérdida y, en consecuencia, surgen severos juicios del sujeto contra sí mismo.

Por otro lado, en la fase maniaca, el sujeto discurre de otro modo, obviamente. Sus expresiones serán eufóricas, exaltadas y entusiastas. El individuo se siente provisto de una energía desbordante pero, principalmente, cesa el remordimiento de la fase depresiva. Experimenta la sensación de haber sido liberado del peso de la condena que él mismo se había hecho. Recargado de fuerzas, puede sentirse temerario, libidinoso, creativo o, simplemente, libre de toda atadura.

Como se echa de ver, en la depresión hay un castigo y en la manía hay un indulto, una prisión y una liberación, es decir, discursos que el sujeto ha construido en torno a la pérdida de un objeto. Discursos que gobiernan la conducta y que se explican en parte por la neurobiología, razón por la cual no debe descartarse el empleo de fármacos que permitan regular el estado de ánimo. Sin embargo, psicoanalíticamente, ese objeto perdido es lo que ocasiona un posición del sujeto ante tal pérdida. Es de tal punto apremiante esta pérdida que, como un modo de compensarla, el sujeto es capaz de identificarse inconscientemente con ese objeto, lo cual explica por qué se tortura como culpable y juez a la vez.

Ahora bien, la fluctuación que hace alternar manía y depresión puede entenderse como un mecanismo de defensa que el sujeto del inconsciente opera para neutralizar la fuerza del polo contrario pues, al final de cuentas, ninguno de los dos logra recuperar ese objeto perdido. En suma, la oscilación de este péndulo maniaco-depresivo (como se le llamaba antes) es el efecto de la “decepción” que representa cada extremo, ambos incapaces de restablecer la homeostasis, el equilibrio anhelado que significa poder admitir que nada es para siempre, que la vida a veces nos arrebata lo más querido o que, sencillamente, a veces no podemos tener lo que amamos.

El psicoanálisis es como psicoterapia busca encontrar una nueva posición subjetiva ante esta bipolaridad, reinterpretándola como una búsqueda de algo que nos urge y que puede brindar una nueva relación según nuevas coordenadas y nuevas reglas del juego.

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