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Entrevista a Nicolás Berasain: Más allá del “ufologismo”

Por Sergio Sánchez Rodríguez

Abogado y criminólogo, para la revista El Ojo Crítico

www.elojocritico.info   –    2020

 

Filósofo y psicoanalista, el investigador chileno Nicolás Berasain atiende en un céntrico departamento en Santiago. En la atiborrada biblioteca de su despacho, se dejan ver volúmenes de psicología, filosofía, historia y, llegado el caso, también de asuntos de connotaciones ufológicas. Al respecto, Berasain no siente ninguna clase de inhibición, pues está convencido de la enorme importancia del tema OVNI y de todo aquello que conocemos como “paleoastronáutica” o “astroarqueología”.

Berasain es un tipo culto, de lecturas refinadas y difíciles, que escribe en términos académicos; sin embargo, publicó en 2017 su libro Filosofía cosmopolítica de la agenda alienígena: respuesta al porqué de la intervención (Santiago: Ilapso), sobre un tema y, sobre todo, desde una teorización (la alienígena) que despierta desdén y suspicacia en el mundo de los saberes profesionales y las aulas. Y esta reticencia se da, no sin buenas razones, atendiendo a la historia de las ideas ufológicas de los últimos cuarenta años…

En tal sentido, Filosofía cosmopolítica podría parecer “más de lo mismo”, esto es, una elucubración en torno a antiguos astronautas, extraterrestres y encubrimientos gubernamentales. Pero lo cierto es que hay allí una tesis filosófica, y en tal circunstancia radica su originalidad. De no ser así, probablemente yo habría seguido de largo, dado mi desafecto por temas que podemos considerar, con más o menos exactitud, “exopolíticos”. Pero hay aquí algo más. Intrigado por todo esto, quise interrogar a Berasain sobre la tesis de su libro. Y salió esta entrevista.

 

1.-) Si tuvieses que relacionar la propuesta teórica de Filosofía cosmopolítica con la ufología precedente: ¿es tu libro una profundización de la hipótesis extraterrestre? ¿Es una nueva versión de la misma?

Sabemos tan poco o nada de la concomitancia OVNI-ET, que en verdad es pura conjetura, y por la misma razón no puedo asegurar que haya logrado profundizarla. Quizá sólo me desvié de un curso que algún día podría demostrarse más profundo que mis ideas.

No obstante, en mi experiencia investigativa, tuve siempre la impresión de que penetraba la cuestión extraterrestre más allá de las capas que algunos teóricos exploraron. Me refiero, por ejemplo, a la difícil tarea que asumió Andreas Faber-Kaiser al intentar pesquisar las intenciones de los presuntos “seres inteligentes del universo”. O, en la misma línea, algunas contribuciones de Salvador Freixedo. En mi caso, la pregunta que he elaborado insistentemente es “si tales seres existen y han existido desde siempre, nos visitan, se relacionan con nosotros haciéndonos creer que son dioses, ángeles, demonios, etc., ¿cuál es el propósito de ello? ¿Cuál es el sentido de su intervención furtiva? ¿Qué quieren de nosotros?” Así las cosas, creo que sí, que esta problematización pica hondo en el asunto.

 

2.-) Uno de los planteos más interesantes e intrigantes de tu libro es lo que llamas “Deus ex machina cosmopolítico”. Quiero saber si realmente se trata de una cuestión central de tu propuesta y, de ser así, por qué.

Efectivamente, la atribución de un plan efectista en el proyecto alienígeno es uno de los pilares de la teoría cosmopolítica. Supone que para conseguir los resultados esperados de tal proyecto son necesarias ciertas artimañas teatrales cuyo fin es, esencialmente, la sugestión. No me arrogo completamente esta idea pues, según creo, es Faber-Kaiser el primero en sistematizarla y descubrirla en una serie de eventos extraordinarios, particularmente en la Biblia, que dejan pensar en una teatralización bien orquestada, capaz de convencer no sólo a profetas sino a pueblos enteros de la realidad física de la divinidad. El punto donde creo tomar la posta de mi colega barcelonés es aquél donde sus nubes del engaño me parecen revelar un designio necesario y altruista, aunque ciertamente diferente de las esperanzas morales humanas. En mi opinión, y ésta es la tesis que se apoya en el aliens ex machina, el fin último de estas maquinaciones (fulgores en la zarza, tronos de Dios tecnológicos u OVNIs betlemitas) es transferir una pregunta existencial al ser humano. Una pregunta que los alientes de este gran proyecto de intervención tampoco habrían logrado responder. Al traspasárnosla, producto del pasmo y el discurso asociados, nosotros asumiríamos el trabajo de enfrentarla a partir del grado en que “ellos” la hubieron desarrollado.

 

3.-) ¿En qué medida tu abordaje del problema OVNI permite ir más allá de lo que llamas “psicologismo”?

El psicologismo es la doctrina o tendencia que pretende reducir estas narraciones extraordinarias (y esto incluye muchas veces a los OVNIs modernos) a explicaciones psicológicas. En el ámbito paleoastronáutico —del cual no niego sus muchos delirios—, el psicologismo ha descartado psicológicamente la veracidad de todo mito y leyenda que refiera eventos que, de acuerdo a nuestra inteligencia contemporánea, aparezcan como imposibles. En este sentido, mi abordaje teórico no necesariamente va más allá sino que, simplemente, va hacia el lado. Se trata de una interpretación alternativa que, nuevamente, no es mérito mío en ningún caso. Varios autores previos cotizaron la interpretación no psicologista. Sin saberlo, hicieron una hermenéutica del sentido suspendiendo el juicio a priori de lo que puede o no puede ocurrir en un universo que apenas conocemos.

Autorizado por la humilde operación de hipotetizar y especular, uno puede preguntarse, ¿y si no estaban locos los testigos antiguos de portentos siderales? ¿Si no se les pasó la mano con los enteógenos que consumían en sus rituales? ¿Qué tal si, incluso el Hombre prehistórico, dotado de fino pincel, retrató en las paredes con bastante exactitud lo que vio en sus cielos? Pero, de nuevo, en Filosofía Cosmopolítica lo que busco analizar es el contacto interespecial. El modo como se transfirió de una especie a otra una idea y las implicaciones de una campaña de intervención quizás milenaria.

 

4.- Muchos te asocian con la “Exopolítica”. ¿Puedes definir en qué consiste realmente esta corriente (hay mucha confusión al respecto)? ¿Sigues adhiriendo a ella?

Hay dos acepciones para ese neologismo. La primera se refiere al movimiento social iniciado en Estados Unidos en los ‘60s que pretendía que el gobierno revelara la información que pudiera tener acerca de los OVNIs. Como es obvio, el supuesto era que existía un encubrimiento político que resguardaba el orden público de una verdad insoportable: los OVNIs existían y eran alguna forma de tecnología desconocida. La segunda acepción es bastante ingenua; define los preparativos de un contacto diplomático entre el ser humano y especies inteligentes extraterrestres. Por mi parte, empleo el término para remitir cualquier acción política operada por el aliente fuera (‘exo’) de la jurisdicción terráquea o sin la aquiescencia humana suficientemente informada, lo cual es todo un problema teórico.

 

5.- En tiempos recientes, se ha reeditado el libro de Eduardo Pons Prades, El mensaje de otros mundos (Planeta, 1982), descatalogado hasta la publicación de “Reediciones Anómalas”, en 2017. Admito que yo me había olvidado prácticamente de esa historia, hasta que la reencontré en tu libro, analizada bajo una nueva lupa. ¿Por qué la consideras importante?

El Floreado Barsino, mote de Pons, fue un hombre extraordinario. Historiador, académico, antifranquista, conoció en el campo de batalla los horrores de la guerra pero, nunca cejó en soñar un mundo de justicia y equidad. En mi concepto, su bonhomía es tan evidente que tengo dificultad en rechazar de plano su fantástica historia de contacto interespecial. Sin embargo, como psicoanalista, reconozco las condiciones psíquicas dadas para que, en un honorable renuncio, Pons hubiera creado su relato para ofrecer un ideal (exo)político que esperanzara a las futuras generaciones. En este caso, más por razones filosóficas que ufológicas, exclamo “I want to believe”; prefiero imaginar a Pons dentro de la Luz del Cosmos.

 

6.- Has acuñado el término “ufologismo”. ¿Qué es y cuáles son sus características? ¿Cómo podemos diferenciarnos de él?

Como sabemos, en nuestra lengua la declinación ‘-ismo’ se refiere siempre a una tendencia, un movimiento ideológico, una doctrina que cerca ciertas ideas y creencias en oposición con otras. Al derivar ufología en ufologismo estoy denunciando que, lo que debería ser un estudio fenomenológico del OVNI, ha terminado siendo un fenómeno psicosocial capaz de albergar una multiplicidad de propuestas conceptuales acerca del OVNI, muchas de las cuales son simplistas ficciones, fantasías absurdas e incluso relevos espurios después de la gran apostasía del siglo pasado. La hipótesis psicosocial ha evidenciado esta cuestión, pero ella también se ha filtrado de vicios teóricos en la forma de un escepticismo convertido en fatuo negacionismo.

Estimo que diferenciarse del ufologismo implica tomar posición política. No existe lo apolítico. Pienso que es esencial explorar las propias creencias, las motivaciones íntimas que nos involucran en un campo de estudio tan inhóspito. ¿Por qué querría uno adentrarse en un tema tan desprestigiado? Ese nivel de consenso en que “podríamos estar ante el mayor enigma de la historia” es sospechosamente convocante. Cada uno es atraído al platillo imantado por razones personales, muchas veces o siempre, ajenas al pretendido “trasfondo”. Sincerar eso significa la oportunidad de plantear discursos genuinos y ofrecer disputas honrosas. Creo haber visto tan impías mentiras divulgarse entremezcladas con verdades tan urgentes que no puedo menos que llamar a la ética zetética. Pero éste es un conflicto de interpretaciones que sólo la academia podría resolver.

 

7.- Tu formación universitaria es “constitucionalmente” filosófica. Sorprende la densidad intelectual de tu planteo, en un tema que casi no tiene carta de presentación en el mundo académico. ¿Cómo es que llegaste a pensar que el tema ovni-ET-paleoastronáutico envolvía un acertijo serio, intelectualmente desafiante, que debiese interesar al gremio filosófico? ¿Por qué en las páginas de tu libro es tan fácil encontrarse con John Mack o Andreas Faber-Kaiser y, al mismo tiempo, con Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger?

Efectivamente, me formé en filosofía y psicología, y gracias al psicoanálisis descubrí en la teoría y en la clínica, la importancia de contender el psicologismo, esa corriente de pensamiento que reduce un sinfín de fenómenos humanos a explicaciones psicológicas. El OVNI como proyección inconsciente; el aliente como fantasía salvífica; la criptocracia como paranoia; etc. Y por cierto, los mitos y leyendas como simples construcciones imaginarias que buscaron, in illo tempore, autoexplicarse el universo. El antipsicologismo cosmopolítico desafía: ¿Y si algunas de estas narraciones describieran hechos reales por medio de alegorías y metáforas susceptibles de descifrarse a la luz del OVNI hodierno?

Nombras a Mack, cuya intuición le costó caro y que pese a los yerros técnicos, tuvo la visión de apersonarse en Ruwa, lugar del mejor caso OVNI con concomitancia alienígena del siglo XX. Mack, psiquiatra, despiquiatrizó el testimonio. Pero es incomparable con el genio de Faber-Kaiser, que como filósofo, supo especular sensatamente, tras las bambalinas míticas, un aliente estratega, misionero de un plan evangelizador. Ahora bien, la relación con el Nietzsche o con Heidegger se explica, en breve, por la sospecha y el olvido, respectivamente. Hay una genealogía que delata la función de la moral social y hay un olvido del ser que nos tiene hipnotizados ante la tecnociencia. Ambas filosofías apuntan a una espiritualidad recóndita, que postulo proveniente del espacio en la palabra del Kulturbringer, los dioses y héroes civilizadores.

 

8.- Psicoanálisis del fenómeno OVNI. ¿Cómo lo concibes?

No es así, no es del OVNI sino del aliente, ese “ser-otro” que describe el mito fundacional y el relato del humanoide óvnico. El psicoanálisis enseña a escuchar la otredad, su deseo, su verdad. Por analogía y extensión —admito que complacientes—, podemos pesquisar el sentido de la intervención de ese Otro alienígeno. ¿Cómo? Leyendo las claves de una transferencia evidente en las narraciones de encuentros, claves que se refieren siempre a lo existencial que atraviesa la vida del ser autoconsciente. Especulando desde esas fuentes, al parecer, poseer inteligencia implica angustia, justamente eso de lo que los divinos advierten a los mortales.

 

9.- La historia de la ufología: ¿tiene un sentido?

Absolutamente. Todo discurso tiene sentido. Sólo lo real escapa al sentido. El sentido es una construcción en función de otra, es un acto del pensamiento. El punto es hacerlo consistente no sólo para uno sino para el mayor número posible. Ahora bien, te he respondido desde las “ciencias del espíritu” pues, contestando desde las “ciencias naturales”, mientras haya OVNIs, debe haber ufología. La historia es dadora de sentido pero siempre está sesgada, por lo tanto, su sentido es tendencioso, político. Yo creo que sí; que advendrá el momento de un destape (disclosure) que caducará a la ufología para dar inicio a un campo cosmopolítico.

 

10.- Te propongo un ejercicio que me imagino no te es ajeno: asociación libre, para que comentes con una palabra o, si lo prefieres, con frases o fórmulas breves. Comencemos con la lista:

-Jacques Lacan

“El deseo es el deseo del Otro”

-Jacques Vallée

Aduanero psicosocial de Magonia.

-¿Sacerdotes o cosmonautas?

Una disyunción retórica de Faber-Kaiser.

-Monte Sinaí

Deus ex machina.

-Hipótesis psicosocial

Periférica al núcleo, pero indispensable.

-Salvador Freixedo

Veneración y respeto.

-Ruwa

Prueba formal de presencia alienígena.

-El amor de los místicos

Es amor de la agenda alienígena.

-Paul Misraki

Mejor compositor que paleoastronáutico.

-El amor romántico

Con Freud, uno de los dos que existen.

-Paradoja de Fermi

Psicologismo cosmológico.

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